Automovilismo

El lado B de la historia: ¿Cómo llegó a estar en San Francisco la cupé de Fangio?

Hace unos días, contamos la historia en DIARIOSPORTS, de cómo Juan Manuel Fangio recuperó, en San Francisco, la cupé Chevrolet 1939 con la que había disputado, nada más ni nada menos, que la mítica carrera Buenos Aires-Caracas.


También les dije, que merecía contarse con lujos de detalles, lo sucedido entre el recordado quíntuple campeón mundial de Fórmula 1 y dirigentes del deporte motor de nuestra ciudad, en la recuperación de esa cupé. Ese fue el lado A, una parte de la historia.

Ahora… es tiempo de ver el lado B, lo precedente a ese hecho de 1986 con la exposición que tuvo la visita de Fangio en nuestra ciudad por las festividades del centenario. Y todo nace desde una pregunta: ¿Cómo llegó a estar en San Francisco la cupé de Fangio? Y qué mejor que la palabra de Alberto Jaime, quien fue el último propietario antes de que la misma pase al Museo Fangio, para que nos cuente esa otra parte.

Alberto Jaime y un niño amigo, posando con la cupé en las calles de San Francisco

La familia Jaime y la cupé

“En un momento de mi juventud, yo estaba estudiando en Córdoba y cuando vuelvo un día a San Francisco, mi papá me dice que tengo que ir a cobrar una cuenta a un taller por calle Belgrano, a unas cuadras de nuestro negocio de repuestos, que estaba en Belgrano y San Juan. En ese lugar estaba Cacho Lucero, que era chapista y pintor. Fue ahí cuando llego y veo la cupecita”, recuerda Alberto.

“Me pongo a hablar con Lucero, quien me cuenta que se decía que ese auto había sido de Fangio. La verdad no le presté mucha atención porque el dato no me importó mucho, me había gustado la cupé y quería ver si la podía comprar”.

“Entonces le pregunto por la dueña y me responde que es una señora Orsetti, que tiene un bar por calle Salta. Me voy hasta allá y la señora no estaba, pero me indican que vive en Frontera, en tal lado y ahí nomás me fui hasta la casa”.

“Llego a la casa, me atiende la señora y le cuento lo de la cupé, que la había visto en el taller de chapa y pintura y le pregunto si la quiere vender, a lo que me responde que sí. Mientras me alcance para comprarle una camionetita a mi hijo para una verdulería”, fue su respuesta.

“A todo esto yo ya estaba dentro de la casa charlando con la señora, por lo que le digo: ¿le gusta esa que está ahí afuera? Corriendo una cortina de una pequeña ventana que tenía ahí en la casa, la señora mira y me dice enseguida: Se la cambio derecho. Y así fue”.

Camioneta Institec Justicialista, similar a la que entregó Jaime en su compra de la cupé

Jaime, detalla que la que tenía estacionada allí era una camioneta Institec. “Mi papá le había puesto un motor de tres cilindros, con caja de cuarta, pintada a la moda, porque se le hacía una corbata ancha de color blanco y quedaba con un corte de otro color. La cuestión es que se la cambié derecho. Así que fuimos y buscamos nomás la cupé, que tenía la caja rota. Mi papá, Alcides, la reparó y yo la usé durante mucho tiempo”.

El apellido Fangio en el camino

“Cuando vuelvo de mis estudios en Córdoba, que ya habían pasado varios años, nosotros teníamos relaciones comerciales con una empresa de Fangio por nuestro negocio. La empresa se llamaba Union Motors SA, en la calle Castro en Parque Patricios, en Buenos Aires y vendían repuestos”.

“Por esa relación comercial que teníamos, un día viene a nuestro negocio, acá en San Francisco, el sobrino político de Fangio, casado con la hija del hermano menor de Juan Manuel, Rubén -Toto- Fangio. Su apellido era Nogueira, a quien en su visita le cuento que tenía esa cupé, que en teoría la había corrido su tío político”.

“Mire, Juan Manuel está en Europa ahora, pero cuando venga se lo comunico y te aviso que me dice”, fueron las palabras de Nogueira. “A los dos meses me llama, que me vaya con la cupé a Buenos Aires, que nos esperaban donde estaba la empresa. Salimos a la ruta con mi papá y cuando había hecho unos kilómetros, le saco una biela por el costado al motor de la cupé. Mi viejo, con la Estanciera, me enganchó y nos fuimos a tiro hasta Buenos Aires”, rememora Jaime.

“Viene Fangio, se pone a ver la cupé y mi papá le cuenta que el diferencial tenía sus iniciales grabadas. A lo que Fangio le responde desconfiado, que lo podían haber comprado en una chacarita. Mi papá, que conocía de mecánica de esos autos, le muestra también una tapa que había debajo de la alfombra, cerca de la caja de cambios y entonces Fangio le cuenta que esa tapa estaba ahí, porque ellos en carrera, la levantaban e iban engrasando la cruceta, un elemento que siempre se rompía. También le muestra el múltiple de escape que era distinto a uno original, a lo que Fangio le dice que ese múltiple lo habían hecho ellos cuando corrían”.

Pero hubo algo que terminó de convencer a Juan Manuel Fangio, que ésa era la cupé que él mismo había corrido en el Turismo Carretera en la competencia Buenos Aires-Caracas en el año 1948, con la que protagonizó uno de los accidentes más importantes de su carrera deportiva, antes de su llegada a la Fórmula 1. El mismo había ocurrido en cercanías de la población peruana de Huanchaco, cuando se precipitó por un barranco tras salirse del camino.

Así había quedado la cupé tras el accidente.

“Mi papá, le comenta también a Juan Manuel, que el auto había tenido un golpe grande en el lateral izquierdo. Fangio se acerca, le pasa la mano en el techo a la cupé, por arriba de donde está la puerta… y ahí se da cuenta. Con lágrimas en los ojos nos dice: ésta es la cupé con la que se mató Daniel. Arreglen todo con ellos. Nos dio la mano y se fue. No se quiso quedar más ahí”, recuerda Alberto Jaime.

En el accidente mencionado anteriormente de Turismo Carretera, había perdido la vida Daniel Urrutia, el acompañante de quien luego fue quíntuple campeón del mundo de Fórmula 1.

El primer ofrecimiento

“Ahí no termina la historia de ese viaje. Como la cupé tenía el motor roto, la dejamos ahí, en el galpón de la empresa. Nos mandan a Polvaredas, en la provincia de Buenos Aires, a hablar con Augusto Cicaré, Pirincho, para ver un auto que tenía él allí y que era de Fangio, que me lo quería entregar por la cupé. Llegamos a la hora de la siesta”, recuerda Jaime, quien estaba en compañía de su padre Alcides en ese momento. “Nunca me voy a olvidar cuando Cicaré nos atiende en su casa y saca de la heladera una Crush naranja helada y nos invita a tomar algo mientras conversábamos. Era agua en el desierto para nosotros que hacía tantas horas que estábamos dando vueltas”.

Juan Manuel Fangio y Augusto Cicaré.

Cabe mencionar, que Augusto Ulderico Cicaré, es un notable inventor argentino, fundador de la empresa Cicaré Helicópteros S.A., donde comercializa los helicópteros desarrollados por él mismo.

“Fuimos al galpón, donde nos muestra un auto Unión, al que Augusto le había puesto un motor de 4 cilindros en V, pero a mí el auto no me interesó”, por lo que no se hizo el negocio.

“A la vuelta, rompimos el diferencial de la Estanciera al agarrar una cortada en el camino. Ya era casi de noche, un cansancio de locos. Nos volvimos en grúa a San Francisco y llegamos al otro día al mediodía, que era un domingo”, recuerda Alberto.

Siguen las conversaciones

“Me llaman de Buenos Aires a los pocos días para ver entonces como podíamos hacer el negocio y nos vamos para allá nuevamente, donde había quedado la cupé. Cuando llegamos al galpón de la empresa, mi papá nota algo raro y le pregunta a uno de los empleados que estaba ahí, si sabía que había pasado”.

“El hombre le responde pidiendo reserva: mire, vino Toto Fangio de Balcarce y le desclavaron todo el tapizado del techo a la cupé, para revisarla y saber si era realmente ese el auto que había usado Juan Manuel en la Buenos Aires-Caracas”.

En el centro, Toto Fangio, hermano menor y mecánico de Juan Manuel en su etapa en el TC.

Rubén “Toto” Fangio, después de haber hecho esto, estaba también totalmente convencido ya que había sido inseparable en la preparación de motores y el armado de los autos del legendario “Chueco” en su etapa en el Turismo Carretera.

“Sin embargo, no se hizo al final el negocio y nos volvimos de nuevo a tiro con la cupé a San Francisco. Fangio me mandó una carta firmada por él, armada con un abogado, donde me decía que como no se pudo hacer el negocio con la cupé, yo no podía decir que ese había sido su auto, o por ejemplo, ir a General Motor y ofrecerla. Todas cosas que no me interesaban, yo solo quería hacer el negocio que les había propuesto y nada más”, recuerda Jaime.

Dar el sí

“Años más tarde fue cuando entra Juan Giustolisi y Juan Manuel Bordeu en la negociación. En la época de los festejos por el centenario de nuestra ciudad, en 1986, cuando llevamos inclusive con mi papá la cupé para que quedara exhibida en la exposición de automóviles históricos y de competición que se hizo acá en la ciudad”.

Juan Manuel Fangio y el intendente de nuestra ciudad, Juan Ricardo Cornaglia, en el corte de cintas de la exposición de automovilismo en 1986.

“Esa noche en la cena de la exposición, estuve hablando con Fangio un rato, pero yo me retiro antes de que termine el evento porque tenía el boliche bailable y tenía que estar allá. Ya después las conversaciones fueron con Juan y con Bordeu. Me ofrecen un Fiat nuevo, 0 kilómetro, y yo les pedí un Peugeot. En definitiva, me dan el auto que les había pedido, un Peugeot 505 prácticamente nuevo que lo tenía Bordeu, así cerramos el negocio con tu padre, Juan Giustolisi”.

Juan Manuel Fangio en una de sus cupé Chevrolet de TC.

“Mandan una grúa, fuimos con Juan a mi negocio, la cargaron y se la llevaron a Buenos Aires”, cuenta Alberto. De esa forma se dio final a esa larga negociación, luego de varios años.

Jaime, recuerda también que fueron lindos momentos, llenos de anécdotas. “Conocimos gente increíble, estar allí con Fangio y que nos cuente tantas cosas de ese auto, fue todo emocionante”.

También, agrega otros datos. “La cupé, la teníamos pintada de celeste con el techo blanco, y nosotros queríamos saber realmente de qué color era cuando Fangio la corrió. Por medio de unos primos llegamos a preguntar a gente cercana a los hermanos Gálvez al respecto, quienes nos avisan que era un color rojo, tirando al ladrillo. Mi papá empezó a rasquetear la pintura hasta que llegó al color original y entonces la pintamos del mismo color que estaba cuando la corría Fangio”.

A la izquierda, la cupé Chevrolet propiedad de Jaime, en la exposición de 1986.

La respuesta a la pregunta inicial

Pero todavía me queda el interrogante sin respuesta: ¿Cómo llegó esa cupé a San Francisco?

La respuesta la tiene el propio Alberto Jaime. “Fangio, me cuenta que después de su accidente, él se la regaló a otro piloto de la época, Osvaldo Langostón Parmigiani, de Las Varillas o Villa María. Resulta que Parmigiani se la vende a una persona de Villa Carlos Paz y cuando Fangio, que ya era campeón del mundo, se entera de que la había vendido, se enoja mucho con él. Esa persona de Carlos Paz, era un viajante, que venía a San Francisco. La cupé llega a nuestra ciudad, primero en manos de Edmundo Benítez, que corría en midgets, quien luego se la vende al Turco Jador, y éste se la vende luego a la Sra. Orsetti. Esa es la línea que pude reconstruir. En esa época, para mí, cuando la tuve, yo era joven, me gustó mucho desde cuando la vi y para mí, tener esa cupé, era como tener una cupé Mercedes Benz. Además, andaba fuerte”, comenta en el final de la nota, Alberto Jaime.

La cupé Chevrolet en el Museo Fangio en Balcarce.

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