Hay que quitarse la venda de los ojos. Para todos aquellos optimistas, en esta época en la que ya llevamos más de 100 días de cuarentena, el automovilismo no está ni cerca de volver, por lo menos en el corto tiempo.
Para muchos, las categorías nacionales, como el Súper TC 2000, el Turismo Carretera o el Turismo Nacional, que se pueden “bancar” el organizar una carrera sin público, a puertas cerradas, o inclusive, hasta perdiendo dinero, podrían ser las primeras en regresar a la actividad, con protocolos especiales y modificaciones como lo será, seguramente, menor actividad en pista. Por ejemplo, centrar todo en dos días y eliminar los viernes del cronograma. El Turismo Carretera, que mueve por ahí el termómetro sobre el resto, piensa en fines de agosto para tener una definición respecto al retorno.
Tal vez, lo que más complique a estas categorías “nacionales”, es el alto costo para ocupar una butaca para la gran mayoría de los pilotos, en momentos donde las empresas están más pensando en no cerrar definitivamente sus puertas, que en poner una publicidad en un auto de carrera, por más televisación o categoría importante que sea.
En menor medida, también afecta la situación económica a los pilotos de las categorías zonales, aunque, con costos que son muy inferiores respecto a correr, por ejemplo, en un Turismo Carretera, estarán los que la pondrán de su bolsillo o los que con el aporte de alguna peña o amigos, podrán estar presentes cuando se pueda volver a organizar una carrera, aunque nadie sabe cuándo esto ocurrirá.
Claro está, tampoco será fácil la “vuelta” para el automovilismo zonal. Categorías provinciales de asfalto, que tenían un buen momento, como el Córdoba Pista y en menor medida el Car Show Santafesino, que estaba tratando de resurgir; probablemente puedan correr a puertas cerradas.
Sin embargo, deberán ajustar el cinturón para acompañar a los pilotos en esta situación, aunque es posible que con un esfuerzo entre todos, el golpe no sea tan duro y no decaiga el parque de competidores. Hay fe y se trabaja al respecto, para que así sea.
Pero hay otros problemas, no menores. No están habilitados los viajes, por ejemplo, entre distintas provincias. Hoy, un piloto de San Francisco, no puede ir a probar su auto a un autódromo de la provincia de Santa Fe, como el de Rafaela o San Jorge, que están habilitados desde hace un tiempo para prácticas.
Además, la gran mayoría de categorías del automovilismo zonal, no pueden realizar una carrera sin público, sin el ingreso de dinero por entradas. Este es el caso por ejemplo del Midgets del Litoral o las Categorías Los Troncos, que corren en circuitos de tierra.
Salvo el rally provincial o nacional, donde no se cobra para presenciar el espectáculo, no hay muchas disciplinas del deporte motor que no cobren una entrada. Inclusive, en las dos ruedas, el Certamen Argentino de Motociclismo, depende del público para que un club pueda solventar los costos de organizar una competencia.
Ese también es un gran inconveniente: el ingreso del público y qué medidas se podrían tomar para que esto se permita. El rally, en tanto, al ser un evento libre y abierto, no tiene forma de controlar la aglomeración de gente en un tramo de velocidad, lo cual, atenta también contra su vuelta.
Lo claro también, es que mucha gente, en los talleres, en los equipos, familias enteras que viven del deporte motor; transitan un momento muy delicado y angustiante, sin ingresos y sin trabajo.
Después, quedará la discusión de disminuir la cantidad de colaboradores en los boxes y limitar totalmente el ingreso de personas que no sean necesarias. Tomar asimismo los recaudos y medidas sanitarias correspondientes, pero, todo indica que falta un tiempo, ¿largo?, para que podamos volver a pisar un circuito…
