Básquet

“Estoy viviendo algo increíble”

En el día de sus 22 años, se ganó el aplauso de los hinchas en el “Severo Robledo”. Pero no fue luego de “soplar las velitas” como se acostumbra en estas ocasiones, sino por el rendimiento que mostró ante Echagüe de Paraná en un partido que se vivió como una final.
 
Tomás Aimaretti vive un presente que no se lo esperaba. Ingresó en el plantel para ocupar la ficha U23 disponible; sólo había sido parte de equipos para jugar torneos locales y provinciales. Con un apellido conocido en San Isidro, se fue haciendo su lugar.   
 
Debutó el 23 de octubre del año pasado en Villa María y el 6 de noviembre convirtió sus primeros puntos en Armstrong ante Deportivo Norte. Estaba promediando solo 5 minutos y 1.5 puntos por juego, pero en la necesidad de jugadores comprometidos para aportar un plus desde lo actitudinal se ganó la consideración del entrenador. En los últimos dos compromisos del rojo, Tomás jugó 20 minutos en Santa Fe y aportó 6 puntos, mientras que el domingo ante Echagüe sumó 4 unidades en 17. 
 
“Jugábamos contra un rival directo y después de seis derrotas, por eso era una final. Por suerte ganamos pero la presión se sentía”, le dijo a DIARIOSPORTS en un mano a mano. 
 
“Yo volví a San Isidro para jugar la local, Julián Pagura me habló que había una ficha disponible y que veía que era bueno para el grupo, además de ser un chico del club. Siempre me aclaró que iba a entrenar, que iba a ser parte en caso de urgencias. Yo siempre quise jugar en San Isidro, desde chiquito que soy hincha. Por eso decidí quedarme a cumplir con eso, pero nunca me imaginé que iba a tener partidos de 20 y 17 minutos de juego como los dos últimos”, expresó con los ojos bien abiertos, como si aún no lograra entender su asombro. 
 
Su apellido no es uno más en el “mundo rojo”. Su padre Alejandro es uno de los directivos más exitosos de la historia del club, el cual supo cómo devolverle el básquet de nivel profesional cuando las cosas por calle Corrientes estaban muy mal. “Lo primero que le dije a Julián cuando me ofreció ser parte, es que no quería que por mi apellido este ahí, por ser hijo de… me dijo que me quede tranquilo porque le servía al grupo y por lo que le iba a dar en los entrenamientos. Hablé con mi viejo también y le dije que nadie era profeta en su tierra y que seguramente iba a haber opiniones diferentes. Con mi viejo hablamos de un montón de cosas, pero ahora cada uno con su punto de vista dentro del club. Siempre me felicita, toda mi familia está contenta, mis hermanos, todos. Es la camiseta que toda mi familia quiere”, confesó.
 
El lograr ser reconocido en su club no es tarea sencilla y si bien esto recién comienza para él, el domingo los aplausos cayeron desde las tribunas por su actuación: “Estoy viviendo algo increíble, haber salido del club y que la gente te empiece a conocer es muy bueno, más aún por cómo se dio todo al principio siendo uno más y en los últimos dos tuve mayor protagonismo. El hecho de jugar más te da confianza, a mayor cantidad de minuto más decisiones vas tomando y más nos desenvolvemos. Cuando nos dan la oportunidad tratamos de hacerlo de la mejor manera posible”, concluyó.
 
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