A menos de 12 horas de la final perdida en Buenos Aires, en DIARIOSPORTS se escribió una columna de opinión que, entre otras cosas, confirmaba que esa misma tarde en calle Corrientes ya se iban a estar reuniendo los directivos de San Isidro para pensar en lo que se viene. Cuando el reloj clavó las agujas en las 19:00 horas, empezaron a llegar. No eran palabras en sentido figurado, eran literales.
“A medida que van pasando los días, cuando vas recibiendo el cariño de la gente, a medida que pasan las horas, tomás real dimensión de lo que se logró. Estábamos enfocados en el ascenso, no se dio, pero todo lo restante es muy valioso. Llegué a la fábrica al otro día y hasta el último empleado me vino a decir que lo vio al partido, se generó eso”, reconoció Alejandro Aimaretti, uno de los principales directivos del “santo” que recibió a DSP en su casa.
La amargura está, no es para menos, deseaba festejar y no se dio. Pese a ello destaca una y otra vez lo que generó el equipo en la ciudad, más aún viniendo de una temporada en la que se peleó por no descender, que la sufrieron y mucho: “Estábamos tomando un café con Sebastián (por Torre, DT del equipo) y se acercaba la gente a felicitarlo a él, fue mérito de ellos, del cuerpo técnico y los jugadores. Nosotros trabajamos igual a la temporada anterior con Pagura y el resultado fue diametralmente opuesto. Eso es por todo lo que machacaron en el rectángulo de juego y contagiaron para afuera”, reconoció.
Alejandro le da la mayoría de los méritos al entrenador y a su cuerpo técnico; se retrotrajo en el tiempo para contar lo que pasó la primera vez que se reunieron con el oriundo de Cintra: “El único objetivo que le planteamos a Torre cuando nos reunimos por primera vez era volver a tener un equipo que se identifique con la ciudad, con la gente para que vuelva a la cancha porque la habíamos pasado muy mal. En ese momento Torre se tenía mucha confianza, él sólo pidió premio por la final de la Conferencia Norte y preguntó cuál había sido la mejor campaña de la historia de San Isidro, él dijo que quería superar eso, se tenía mucha fe y eso la verdad que nos sorprendió gratamente; casi un año después lo cumplió”, dice.
El celular no para de sonar, los mensajes de WhatsApp entran uno atrás de otro, todavía los saludos y felicitaciones siguen llegando, pero a Aimaretti le llamó gratamente la atención el gesto de otro de los equipos de la ciudad y de uno de sus referentes: “Me sorprendieron saludos de gente que no es del básquet como clientes míos de otros lugares del país. Pero principalmente me sorprendió gratamente los saludos de gente de El Tala y ver a Hugo Allasino en los partidos de visitante en Buenos Aires, él es la bandera de El Tala y fue a apoyar, ahí nos dábamos cuenta que estábamos representando a San Francisco”, relata.
La ciudad estuvo y sigue estando revolucionada por lo que hizo San Isidro; se respira básquet en las calles como nunca antes y se habla de este deporte al mejor estilo futbolero. Más de 2000 personas en los últimos partidos y dos cuadras de cola para sacar entradas fueron los hechos que plasmaron mejor que ningún otro lo que se vivió en esos días: “Todos esos hechos fueron consecuencia de lo que contagió el equipo. Yo me quiero quedar con la revolución que hay en la ciudad, de salir a la calle o recibir mensajes que se hable de básquet. En San Francisco es el segundo deporte y pasamos a ser el más popular porque también cada uno era un poco técnico en sus opiniones, como ocurre en el fútbol. Ahora tenemos que aprovechar ese envión, ese viento de cola. Tratar de repetir lo que se hizo bien y que la ciudad siga enamorada del equipo”, confesó.
A la hora de hablar de la final con Platense, Aimaretti nombra el cuarto punto, el que tenía la gran chance de festejar en el “Nido”: “A la final la dejamos escapar en el cuarto punto, si bien íbamos con esperanza al quinto, pero todos queríamos festejar en casa. Toda esa presión pudo haber jugado en contra, estuvimos a minutos de ascender porque ganábamos en el último cuarto, pero no hay que lamentarse. Yo tenía ganas de salir campeón, tenía ganas de ascender. No me había puesto a pensar en jugar con Atenas, San Lorenzo o Boca. Cuando empezaron los playoffs quería ir paso por paso, pero ascender, ya habíamos hablado con los dirigentes en caso de si se daba armar una ingeniería para estar a la altura y no improvisar, porque el salto de categoría es muy grande”.
Ahora la gente se pregunta si van a seguir armando un equipo competitivo… los que no los conocen a los directivos ponen sobre la mesa la posibilidad de que estén cansados o que el golpe de perder el último juego les pudo haber sacado las ganas… Alejandro no duda nunca su respuesta, no dejaba ni terminar de cerrar la pregunta y con énfasis tiró: “La idea como todos los años es generar un equipo competitivo, el técnico me decía que nos quedó la vara alta y claro que es así. Torre armó un buen equipo, no un cúmulo de buenos jugadores. Pensó en el día a día, en la calidad de gente y en los roles de cada uno. Hay que tener buen ojo para eso y ahí no se le erró; la idea nuestra es ir por un equipo muy protagonista y si nos ponemos de acuerdo estará en sus manos armar nuevamente el equipo”, sentenció.
Sin dudas que a medida que el tiempo vaya pasando, muchos se irán enfriando en la “revolución San Isidro”, pero otros tantos quedarán enganchados y para la 2019/2020: “Si vendíamos los abonos en las finales íbamos a tener un éxito rotundo, pero nosotros somos un poco de todo: dirigentes, iluminadores, hacemos la cantina; no estamos con una persona profesional que nos diga conviene ahora o después. Creemos que vamos a aumentar el interés de la gente para la temporada que se viene. Para nosotros la venta de abonos es muy importante, podemos vender hasta 500 y vamos a apuntar a todos, eso es nuestro cimiento además de arrancar con un estadio lleno que es muy importante para los jugadores”.
Por último, Aimaretti dejó en mensaje…
“Tenemos que ser consciente de todo lo que generó San Isidro, eso como dirigentes nos hace sentir satisfechos por un lado, pero nos incrementa la responsabilidad y saber que tenemos la posibilidad de dar un gran salto para posicionar al club aún más arriba. Tenemos que saber aprovechar esta situación para beneficios del club, para ser el equipo de la ciudad, nosotros cuando salimos a jugar afuera somos San Francisco, ya somos una marca y eso los sponsors lo saben y confían en nosotros”, concluyó.