Fue parte del plantel que disputó el Mundial de Alemania 2016 con solo 20 años, campeón Olímpico en Beijing 2008, tiene dos mundiales juveniles en su espalda. Si de experiencia se trata, el arquero Oscar Ustari es palabra autorizada para hablar de fútbol y porque no de la vida.
Nacido hace 32 años en América, provincia de Buenos Aires, el arquero que debutó en Independiente a los 19 hoy se recupera de una grave lesión que padeció en 2017 jugando en México.
Simple, “bicho raro” para el ambiente de un fútbol que cada vez está más -farandulizado-. Ustari saludó a todos, se prendió a la ronda de mates y cuando el grabador prendió la luz roja siguió de la misma manera: “Yo soy así, me lavo los dientes a la mañana, si tengo frío me tapo, si tengo calor me destapo, soy como todos, somos todos iguales”, dice.
Llegó a San Francisco para brindar una charla en Sportivo Belgrano; “Tenía que venir, le debía una visita a Tony (por Gastón Martelotto, actual directivo de Sportivo y con pasado en las inferiores de Independiente, donde forjó la mistad con el arquero), esto nos hace poner los pies sobre la tierra, yo sigo siendo un chico de pueblo pero que ahora le cuesta salir un poco a la calle. Quiero brindar mi experiencia, contarles a los chicos lo que pasé yo porque nunca se sueña salir de un pueblo y ser profesional. Estaba al tanto del club por lo que me contaba Tony. A lo mejor en el día de mañana se puede hacer algo para ayudar al club con más tiempo”.
Pasó por Getafe, Almería, Boca, Newells, Sunderland y Atlas; puede tirar chapa con sus títulos o con los compañeros que jugó, pero en sus palabras se repite una y otra vez “pueblo”: “Soy de América que tiene 20 mil habitantes; soy de pueblo. Soy un bendecido y afortunado de vivir de esto, igualmente es circunstancial ser futbolista. Cuando me toque dejar el fútbol voy a hacer la cola en el banco, voy a ir al supermercado como lo hago”.
Sobre finales de 2017 tuvo una fuerte lesión y desde ese momento que no juega. Ya está terminando su recuperación y ansía volver cuanto antes: “Nunca me pasó querer dejar todo, tengo mis hijos y a ellos no le puedo dar el ejemplo que ante el primer obstáculo se baja los brazos, me pasaron un montón de cosas pero es parte de mi trabajo y lo entiendo así. Tengo muchas ganas de volver, estoy muy bien físicamente”, dijo.
Oscar está preparado, para atajar seguro, pero para hablar de diferentes temas también, es distinto al común denominar de este deporte y afirma que muchos le dicen eso: “Todo el mundo me dice que soy un bicho raro. En nuestro ambiente no tiene cabida, me gusta las domas, me gusta pescar, me gusta jugar básquet. Soy así, en un momento dije que el fútbol es un trabajo, porque lo pienso así al estar 24 horas, porque ser futbolista es trabajar 24 horas por alimentación, entrenamientos, descanso y me pusieron de título –A Ustari no le gusta el fútbol-, que yo lo viva diferente no significa que no me gusta”, subrayó.
¿Crees que haría más falta gente así?
Somos todos responsables, me pongo a pensar y me da tristeza que los chicos ven las cosas fuera del fútbol y no lo que se hace dentro de una cancha o lo que sentimos y pensamos. Yo todavía me peino con la raya al costado, no uso aritos. Quiero que me hijo sea exactamente igual, que esos valores no se pierdan, hoy vemos si Messi o Ronaldo se paran el pelo, si se hacen un tatuaje; hoy se contratan jugadores por el marketing y no por lo que el jugador vale como persona, además de futbolista.
¿Qué significa ser Campeón Olímpico?
Fue increíble, a mí me decís un mundial o una olimpiada y te digo una olimpiada. Ahí comíamos todos juntos, de todos los deportes. Fuimos a la Villa Olímpica y como nosotros teníamos a Messi y a Riquelme en ese equipo fuimos después a un hotel. Me acuerdo que justo me había comprado una filmadora, empecé a usarla en el comedor de la Villa y cuando estaba hablando enfocando a Leo (por Messi) me cruzo a Koby Bryant que venía caminando y no lo podía creer, empecé a temblar y apagué la cámara, lo tengo pero me da vergüenza mostrarlo. Son experiencias lindas.
Sos muy amigo de Messi, ¿Soportarías ser él?
No, Messi es tan diferente hasta en eso. He ido a comer muchas veces con él, fuimos hasta al supermercado en Barcelona y no pasa nada. En Rosario salimos un día y cuando estábamos en un restaurante pasaron y le pegaron una cachetada, son cosas que no tienen punto de comparación. Leo es el mejor del mundo y tiene una humildad envidiable.