En agosto de 2013 San Isidro emprendió el arduo trabajo de cambiar las tablas de juego en su estadio de calle Corrientes. El “Nido” se vio renovado en su piso, superficie que mantiene hasta el día de hoy.
Fue como cerrar una etapa en aquellos tiempos; San Isidro se había embarcado en lo que parecía una utopía: la remodelación extrema de su gimnasio cubierto que databa de la década del 60. En 2010 aquellas obras “faraónicas” comenzaron, el ascenso a la Liga B había sido un empujón primordial y un año después se veían reflejadas en calle Corrientes.
El estadio “Severo Robledo” se volvió a utilizar de manera oficial con Oberá de Misiones el 30 de septiembre de 2011, fecha debut en el regreso al Torneo Nacional de Ascenso tras ocho años de ausencia.
En ese momento, se optó por restaurar las maderas que venían siendo parte del antiguo piso; sirvió para ese entonces, pero en la cabeza de los directivos siempre revoloteaba la idea de suplantarlo por uno totalmente nuevo.
En 2013, cuando corría el mes de agosto, las máquinas ingresaron, levantaron lo “viejo”, prepararon la base, colocaron las tablas y le dieron brillo con una terminación roja y líneas blancas.
El 18 de octubre de 2013 fue la primera fecha del TNA, ese día lo estrenaron en competencia cuando los “Halcones Rojos” recibieron a Banda Norte de Río Cuarto, cayendo 74 a 73.
El paquet del “Nido” continúa en la actualidad, pero otra vez la idea de cambiarlo merodea por los aires santos.