Básquet

San Isidro, ¿está para ser competitivo?

Con bajas considerables en los últimos meses, los Halcones Rojos deberán generar una rápida química de juego para ocultar falencias que parece tener. A 27 días del inicio de la Liga Argentina, San Isidro no está completo y arranca desde atrás en las apuestas.


Con la siempre intensión de ser protagonistas absolutos y luchar por el ascenso que se le escapó por muy poco en 2019, San Isidro no bajó la guardia durante la pandemia, redobló los esfuerzos por continuar siendo uno de los principales clubes de la categoría y siempre estuvo pensando en el inicio de la próxima temporada, algo que ocurrirá el venidero 19 de febrero.

Con esa mentalidad fue uno de los primeros conjuntos de toda la divisional en confirmar su plantilla, aun cuando muchos no sabían si iban (o no) a ser de la partida. Confió nuevamente en la conducción de Sebastián Torre como coach y la “vuelta a las fuentes” repatriando a nombres importantes como Santiago González y Santiago Ludueña, además de renovar con la carta de gol, Bruno Barovero.

Torre, junto a su cuerpo técnico, buscó rodear a Bruno con jugadores sin tanta necesidad de la pelota en la mano (Ligorria, Gómez Quinteros), fuertes en defensa y “anchos” en ataque para generarle espacios con cortinas. Estaba todo estudiado y pensando para que Barovero pueda plasmar su juego con mayores libertades.

La idea tuvo que ir mutando de manera obligada; primero fue el propio González en salirse del camino. Semanas antes del inicio de la pretemporada Ludueña se bajó y en medio de la preparación el propio Bruno dijo que no iba más.

Barovero, González y Ludueña: bajas considerables para San Isidro.

El cimbronazo se fue asimilando, no le quedaba otra que buscar nuevas alternativas y continuar trabajando. Igualmente desde allí se tiene que analizar nuevamente una conformación que termina siendo no primaria y con poco margen de integración a poco tiempo del inicio de competencia (aún tiene dos fichas disponibles mayores).

Hoy, un equipo titular ideal no lo tiene. El extranjero que llegará para reforzar el poste bajo es una “lotería”, como la mayoría de los foráneos que arriban por primera vez a la argentina. La carta de goleador, que logre generar espacios con solo su presencia en campo, tampoco.

Salvo el base Forastieri, San Isidro posee mucha gente joven y con energía de sobra para llevar adelante el estilo que caracterizó al entrenador en etapas anteriores. Con ese horizonte bien pulido, el rojo podrá darle pelea a cualquiera. Igualmente a priori no parece está dentro de las mejores formaciones de la Liga Argentina, en un Conferencia Norte con conjuntos que tienen mayor poderío al del “santo”.

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