Básquet

Nos sacamos las plumas

Hace exactamente 40 años, muchos de los que hoy formamos parte, de alguna u otra manera, de la vida institucional del club, con apenas 7 u 8 recién cumplidos, ingresábamos corriendo por la vieja entrada de Aristóbulo del Valle y Cabrera para hacer fila frente al cuartito ubicado exactamente donde hoy está el baño de hombres, al lado de la cantina.


Allí, el profe Aldo (si… el profe Aldo) guardaba las eternas, desgatadas y a esa altura ya poco esféricas “Latinglobe” dentro del canasto azul. El que llegaba tarde se quedaba con la peor.

Partiendo desde esta historia, es imposible ser objetivo en el intento de poder analizar o explicar las sensaciones que nos dejó, a toda la familia de la Flor Nacional, el Campeonato Provincial obtenido el pasado domingo por primera vez en sus casi 80 años de vida.

Miles de imágenes, historias y anécdotas nos devuelve la memoria y éstas aparecen casi como por arte de magia, de la misma forma que aparecían las pelotas perdidas una vez que la entrañable vecina Doña Rodríguez nos permitía pasar a buscarlas, luego de que con nuestra poca puntería colmáramos su paciencia destruyéndole los hermosos rosales de su patio.

Quienes han transitado el club desde aquellos tiempos de tapiales bajos, crudos inviernos con partidos al aire libre, tableros de madera, rodillas peladas en las viejas canchas de mosaicos, publicidades de Tinucho pintadas en la pared, siestas interminables esperando que Don Rolle venga a abrir la puerta y explícitas “puteadas” sin filtro cuando algún parroquiano descuidado se mandaba en bicicleta y en diagonal por el medio del entrenamiento para llegar más rápido a la cantina de “Fulbito”, saben que lo conseguido en la últimas horas viene a marcar un antes y un después en la rica historia deportiva de la institución.

Los grandes hitos institucionales son siempre logros colectivos que trascienden los tiempos e involucran, en primer medida, a un grupo de dirigentes, hinchas, padres y colaboradores que desde hace años e incluso, de generación en generación, se pasan la posta para comprometerse con el crecimiento y el desarrollo de esta organización social que hoy alberga a más de 500 jóvenes deportistas de la ciudad en sus distintas disciplinas.

Luego del exponencial crecimiento que tuvo Asociación El Ceibo en las últimas décadas en términos de infraestructura y en cuanto a la remodelación y mantenimiento de sus instalaciones, el desafío del grupo encabezado por el presidente Oscar Oldrino, era impulsar un proyecto deportivo que permitiera el desarrollo de los jóvenes no solo desde su disciplina, sino también contemplando la formación integral como personas y ciudadanos comprometidos, tomando como marco de sustentabilidad la base misma de las divisiones inferiores.

El Campeonato Provincial y el Ascenso al Torneo Federal se constituyen, por un lado, como un broche de oro de un etapa que implicó poner en valor la profesionalización de los procesos, el trabajo en equipo, el esfuerzo sostenido aún en pandemia, el compromiso con las ideas y fundamentalmente el respeto por las normas. Por otro, se plasma además como un punto de partida e inflexión para redoblar las energías de cara a un nuevo y trascendental desafío y para consolidar lo planificado y sostener la excelente performance que tuvieron las categorías formativas en cada una de sus competencias en la que participaron durante este año.

A principios de los 90, el recordado y querido Juan Peiretti pidió minuto para acomodar el equipo de juveniles que enfrentaba a Porteña, disputando la final en los recordados y competitivos torneos regionales de esa época. Luego de apagar contra el banco de suplentes su enésimo cigarrillo “Colorado”, tirando el encendedor contra el piso y elevando la voz dijo: “Respetemos lo que entrenamos. No juguemos como indios. Si quieren ser campeón sáquense las plumas”.

Creo que el domingo pasado empezamos a hacerle caso.

Por Germán Fassetta (Ex jugador y actual dirigente de Asociación El Ceibo)

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