Básquet

Ludueña y una actitud que enojó a todo San Isidro

Santiago regresaba a los Halcones Rojos; había acordado todo hace tiempo con los directivos y hasta estaba entrenando en el club de nuestra ciudad. A días del inicio de la pretemporada pegó un portazo para seguir su carrera en Brasil.


“A la palabra se la lleva el viento”, expresa el dicho que en pandemia profundizó aún más su significado. San Isidro padeció esa frase y en grande en la larguísima espera que ya lleva más de nueve meses. A la conocida baja de Santiago González, que decidió instalarse definitivamente con su familia en Posadas, se le suma otro nombre que ya estaba establecido en el esquema de los Halcones Rojos para 2021.

González tomó la decisión con tiempo, dialogada con los directivos del “santo” y poniendo arriba de todo a su familia, determinación que fue entendida por calle Corrientes.

Pero este segundo caso fue todo lo contrario. Santiago Ludueña se encontraba desde hace 4 meses en San Francisco, ya habían acordado el contrato (no fue firmado), estaba entrenando en el “Nido”, y con fecha de inicio de pretemporada totalmente confirmada. A días de que eso ocurra, sorpresivamente pegó un portazo para continuar su carrera en la segunda división del básquet de Brasil.

Ludueña fue uno de los bases del campeonato logrado en la Conferencia Norte en 2019 con el rojo, aunque con un papel protagónico secundario; sin ser determinante, cumplió la función de darle descanso a Juan Ignacio Rodríguez Suppi, una de las figuras de ese plantel.

Luego de dicha temporada fue parte de Villa San Martín de Chaco; su nombre volvió a sonar por el “santo” al no poder concretar la llegada de otros tres bases que estaban en la lista.

En San Isidro rápidamente salieron al mercado a buscar un reemplazo, como en tantas otras oportunidades. La diferencia es que en esta particularmente el enojo es notorio, por el portazo y la palabra no cumplida en medio de una situación tan especial como la pandemia.


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