San Isidro atraviesa uno de los momentos más importantes de su historia. Con 19 temporadas en la segunda categoría del país, el sueño de llegar a la Liga Nacional es una posibilidad concreta.
Desde su regreso al TNA en la temporada 2011/12, San Isidro ha sido un protagonista habitual. Con múltiples clasificaciones a playoffs, finales de conferencia y una recordada final en 2018/19, el club ha sostenido un proyecto serio y competitivo.
Lleva 19ª temporada en segunda división, 731 partidos disputados encuadrándose en el Top5 de los equipos de todo el país con mayor presencia en la categoría. En la actual 2024/25, dio un paso decisivo: se consagró campeón del Torneo Apertura, venciendo a Deportivo Viedma en una final intensa, y asegurando así un lugar en la definición por el ascenso a la máxima categoría. Este título no es producto del azar, sino el resultado de años de trabajo, inversión en el plantel, y una apuesta por el profesionalismo en todos los niveles.
Para dar el gran paso, tendrá una cita más con la historia. Desde el próximo martes enfrentará a Racing de Chivilcoy en la serie al mejor de 5 juegos para saber quien festeja a lo grande.
Proyecto deportivo e identidad
San Isidro ha logrado algo difícil: mantener una identidad y un equipo competitivo, renovándose temporada tras temporada. Con una estructura que se fue consolidando, ha sabido pelear siempre entre los mejores. La apuesta también ha sido por jugadores jóvenes con proyección, alternando con figuras experimentadas, una fórmula que ha dado resultados positivos.
Ahora, todo se definirá en la cancha. Pero, por historia, presente y convicción, San Isidro está más cerca que nunca de cumplir el sueño de toda una vida: jugar en la Liga Nacional de Básquet.
