Fútbol

La platea, el hito que reflejó el crecimiento de Sportivo

Puede simbolizarse como el tangible máximo de Sportivo Belgrano en la época superlativa de la historia en sus más de 100 años. El puntapié inicial para obras que luego continuaron, que transformaron el estadio verde en medio de logros deportivos que lo llevaron a su mejor momento.


Aquellos escalones de concreto, con las cabinas pegadas a la última fila de plateistas; había que tener mucho cuidado para subir, por donde sea, porque era empinada y en lo partidos que lucía repleta ni el que vendía maní o praliné podía acceder para cobrar lo que ya había arrojado desde abajo.

Fue todo un acontecimiento para la ciudad allá por la década del ´40 cuando la tribuna tomó definitiva forma, con un techo que cubría de la lluvia a los adelantados que había reservado su lugar y se habían posicionado debajo del mismo.

La platea de fondo, sobre los inicios de la década del 40.

Si bien los hechos deportivos terminan catalogando a una institución; ellos conllevan a empujar decisiones que trasciende lo que acontece dentro de un campo de juego y que se transforma en ladrillos. Lo tangible siempre soportará las turbulencias ciclotímicas de una pelota con ganas de ingresar en el arco o pegar en el palo y salir.

En Sportivo Belgrano se vivió no hace mucho tiempo, 14 años envalentonados por un aluvión verde que empezó a formarse a inicios de 2004. El 8 de febrero ante 9 de Julio de Morteros, como visitante, el club de barrio Alberione renació, resurgió luego de innumerables inconvenientes de gestión que derivaron en económicos desafiliándose de Liga Cordobesa, entre otros.

Así era el sector de plateas hasta agosto de 2006.


Una campaña brillante enamoró a muchos, el contagio se esparció y la finalísima con 9 de Julio de Rafaela por el ascenso en 2005 lo confirmó. El estadio “Oscar C. Boero”, nombre que adquirió en homenaje al escribano que perteneció a una de las familias pioneras en la industria de San Francisco y que fuera presidente del verde durante 17 años (de 1940 a 1957), contaba con la zona de plateas, con capacidad para 999 espectadores, 208 altas y 791 bajas.

Postal del partido con 9 de Rafaela, el juego que decidió la ampliación del estadio.

Esa serie con el “León Rafaelino” el 21 de mayo de 2005 se perdió dentro de la cancha que había quedado chica para la cantidad de hinchas, pero se ganó afuera… y de que manera. El grupo denominado “Subcomisión de Apoyo en Obras”, que ya había puesto manos a la obra en la iluminación sobre finales del 2004, dio un paso fundamental: construir una nueva platea en el sector oeste, que reemplace a la anterior.

“La popular norte había cedido en ese partido, había 8500 personas y eso fue decisivo para ampliar, en esos años Sportivo era toda una revolución, la agente acompañaba. Era duro tomar ese paso por lo económico, Jorge Giecco era la cabeza de ese grupo de apoyo, era un grupo que había podido armar para que se sumen a colaborar. Me acuerdo que la hicimos vendiendo las ubicaciones antes, por tres años y tenían un valor de $2000. Se vendieron 400 plateas, tenía capacidad para 616 en un inicio. Con esa plata hicimos la obra, así fue”, recuerda Pablo Esser, actual presidente del club y que en aquellos años también ocupaba el principal puesto de la comisión directiva, en su segundo mandato.

Los primeros pasos en septiembre de 2006.

Era tiempo de arremangarse, que las máquinas de construcción vuelvan a ingresar por Rosario de Santa Fe. Ellos tomaron la posta: “Vamos a construir una nueva platea” anunciaron; todos predispuestos por el presente futbolístico que daba a ilusionarse con algo más; como terminaría ocurriendo.


“Mirá si teníamos la idea de crecer, que en esos años había una bandera que decía ´El centenario nos verá en Primera División´ y teníamos 90 años, faltaban 10 y en 2014 estuvimos con la posibilidad de lograrlo con el torneo que subieron muchos equipos, 5 de 11. La bandera medía casi 50 metros y estaba colocada en la tribuna este; ni hablar que hubo un proyecto a 10 años”.

La bandera colocada en el sector este del estadio.

El 3 de septiembre de 2006 los pilotes estaban afianzados sobre el terreno; las columnas movidas por enormes grúas eran colocadas como un rompecabezas que iba tomando forma. No pasó mucho tiempo, lo prefabricado fue un guiño de ojo para los ansiosos y sin dudas una demostración de que se podía, para aquellos que asumieron el desafío.


El 10 de septiembre ya lucía imponente, butacas verdes en el medio y amarillas en los costados. El compromiso asumido se había cumplido y el sueño ya era una realidad. “Me acuerdo que el partido que la inauguramos fue con Central Córdoba de Santiago del Estero, perdimos 1 a 0, pero la alegría fue más allá del resultado”.

El partido del estreno de la platea.

Lo más grande ya estaba de pie y el cambio de cara del estadio fue rotundo. Pero allí no se quedaron, con el paso del tiempo se anexaron las cabinas de transmisión primero, los palcos VIP después con un ascensor para acceder a los mismos, el 18 de agosto de 2013 se utilizó por primera vez la ampliación del costado sur; fue en el duelo con Banfield en B Nacional con triunfo de Sportivo 3 a 1.


El último capítulo que se escribió sobre la platea fue en 2018. El 14 de septiembre de ese año fue nombrada “Juan Manuel Aróstegui”, valioso reconocimiento a uno de los más destacados futbolistas que vistiera la camiseta verde y que resume en persona el ascenso logrado a la B Nacional el 30 de junio de 2013 con el penal convertido sobre la hora ante Santamarina de Tandil.


“En realidad el estadio debería en el futuro terminarse, en principio 20 metros más de platea en el sector norte para darle un toque de belleza más, pero obviamente en el próximo lustro no es necesario, está comprobado que en la B Nacional el estadio nos sobró. Después que se terminó el estadio actual, con las cabeceras de cemento, no se llenó más, en el que más gente hubo fue contra Independiente y hubo menos que contra Santamarina que aún no estaba terminado”, cerró Esser.

La plante en el partido ante Independiente de Avellaneda en B Nacional.

La platea fue, es y será la obra de infraestructura que marcó a fuego la historia de Sportivo. Desde aquellos años 40 hasta la actualidad, con el ejemplo de cemento más determinante del momento trascendental en la vida institucional y deportiva del verde.

Volver

TE PUEDE INTERESAR