El Rojo venció a Estudiantes de Tucumán 92-71 y continúa en alza. Marcos Saglietti, una de las figuras de la noche, habló con DIARIOSPORTS y dejó reflexiones cargadas de experiencia y emoción.
San Isidro sigue firme en el arranque de la Conferencia Norte de la Liga Argentina. Este miércoles por la noche, en el estadio Antonio Manno, el equipo de Porta superó con autoridad a Estudiantes de Tucumán por 92 a 71, alcanzando su tercera victoria como local y cuarta de la temporada en la misma cantidad de presentaciones.
Uno de los puntos altos del “Rojo” fue Marcos Saglietti, el experimentado escolta oriundo de Sunchales, que aportó 13 puntos en 22 minutos y cerró con 17 de valoración. Más allá de los números, el capitán fue clave para mantener el equilibrio emocional del equipo tras la lesión de Luciano Ortíz.
“La verdad que lo de Lucho es, con perdón de la palabra, una cagada. Siempre que pasan esas cosas se hace difícil seguir, porque se golpeó feo y todos nos dimos cuenta enseguida. Pero bueno, después creo que hicimos un gran partido todos. Incluso hasta los pibes pudieron jugar y demostrar, así que muy contentos por eso y por ellos también”, expresó Saglietti con la sinceridad que lo caracteriza.
Entre risas, el capitán bromeó sobre su rol entre tantos jóvenes: “Sí, al final acomodé un poco el promedio, porque estábamos en menos 20 y lo subí un poquito”, dijo, entre sonrisas, antes de destacar el buen momento colectivo. “Estamos bien, creo que en el buen camino. Esto recién empieza, somos conscientes de eso. Ahora hay que ver qué pasa con lo de Lucho, si se decide reemplazar o no. Pero siempre con los pies sobre la tierra; tenemos mucho por mejorar”.
Más sereno, Saglietti dejó entrever su gran presente personal dentro del grupo: “La verdad que estoy disfrutando muchísimo. Quiero venir todos los días al club, ver a mis compañeros, me río, me divierto. Cuando tenemos que entrenar, se entrena a cara de perro. Todo eso me gusta, me motiva. Si no fuera así, estaría en mi casa. Eso es lo que me mantiene con la energía alta”.
Consultado por la participación de los juveniles como Lizarraga, Chemez y Boye, el sunchalense fue claro: “Me gusta que jueguen sueltos, que se animen, que sean caraduras. Uno les dice que jueguen como en su categoría, pero es difícil soltarse. Todos pasamos por eso. Por más que los grandes te den confianza, cuesta. Pero nosotros los vamos a acompañar y guiar para que hagan las cosas lo mejor posible”.
