Automovilismo

En San Francisco, a más de 200km/h

En la ciudad con costanera, pero sin río y con muchos fanáticos tuercas, pero sin carreras, hubo una vez una historia muy distinta…


Dotado de un suelo consistente que parecía asfalto, el circuito de San Francisco, preparado por el Sport Automóvil Club, pasó a ser el más rápido del país en la década de 1930… ¡y su piso era de tierra! Una época gloriosa de nuestra ciudad en el automovilismo…

Ese trazado de aproximadamente 14.700 metros de extensión, en los alrededores de nuestra ciudad, tenía una prodigiosa condición: la fabulosa elasticidad de su piso.

Dicen que había una tierra rojiza que se apelmazaba y de la que apenas se desprendía polvo, apoyado por los incesantes desvelos de los dirigentes del Sport Automóvil Club San Francisco, quienes convirtieron al lugar en epicentro de la velocidad de competición más alta que en los años 1930 conmocionó deportivamente al país.

Fotografía de aquella recordada competencia de 1936.

Como su nombre lo indica, este club de nuestra ciudad que va rumbo al centenario de su fundación, tenía como su principal actividad el automovilismo.

El circuito era simple, dos rectas de casi 5.000 metros cada una, otras dos rectas de más de 2.000 metros y cuatro curvas de radio muy corto que obligaban a reducir la velocidad.

La historia más rica de San Francisco en el automovilismo, comenzó el 10 de mayo de 1936, frente a 20.000 personas. Ganó entonces el polaco Carlos Zatuszek con el “Ómnibus”, que era en realidad un Mercedes Benz SS que el público apodaba así por sus dimensiones. Estableció dos formidables marcas. La de clasificación (5m 29s 3/5 a 160,5 km/h de promedio) y la de la carrera (3h 5m 29s 3/5 a un promedio de 145,6 km/h). Se disputaban tres series de 150 kilómetros cada una, por suma de tiempos.

Carlos Zatuszek ganador de la carrera.

Más rápido

La siguiente cita fue el 16 de mayo de 1937. Otra vez fueron Zatuszek y el mismo coche del año anterior los que quedaron adelante, rodando en clasificación a 173,3 km/h de promedio, mientras que, en carrera, con 2h 49m 9s 4/5 de tiempo, alcanzaron un promedio de 156,429 km/h.

Como anécdota, en la segunda serie de las tres que se corrían, Zatuszek quedó detenido al pararse el motor del “Ómnibus” y Brosutti no dudó en escaparse. Zatuszek pinchó una cubierta y quedó último. Empezó a descontar terreno y en la quinta vuelta estaba a 36 segundos de Brosutti; en la octava, a 18 segundos.

Entraron los dos pilotos a recorrer el último circuito, separados por 400 metros, y fue en la recta opuesta a la principal, cuando el perseguidor se adelantó para hacer suya la segunda serie. Después ganaría también en la tercera batería y el público y el periodismo, enloqueció con la combinación Zatuszek-Mercedes, que eran imbatibles.

El circuito de San Francisco a pleno de gente, hasta subidos a los árboles para apreciar la carrera.

A más de 200 km/h

Hubo más todavía, el 15 de mayo de 1938. Ricardo Nasi (Alfa Romeo 3200 de doble cardan) pulverizó todas las marcas precedentes.

Con un clima desapacible y ante una multitud, en clasificación el corredor porteño marcó 188,525 km/h de promedio. Otro incentivo para la afición estuvo dado por el resultado del tiempo y el promedio del último kilómetro de esa prueba, donde Nasi, con 16s 3/5, “voló” a 216,877 km/h de velocidad.

No hubo lucha. Nasi ganó sucesivamente una serie tras otra, siempre intentando ir lo más rápido posible en las tres.

La pelea con un avión

De aquel día, se recuerda también en las crónicas, “el inesperado match de velocidad entre un avión y el coche de Nasi, del que salió mal parado el aparato aéreo, cuyo piloto realizó una temeraria exhibición de vuelo bajo”. Antológico.

Esa fue la excepcional trilogía de San Francisco y su hora más gloriosa. Claro que, después, muchos años más tarde, tendríamos en nuestra ciudad al Turismo de Carretera, con la “Vuelta del Centro del País” de 1965 y 1966, una historia que contaremos próximamente…

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