Básquet

El estadio de San Isidro pasa a llamarse “Antonio Manno”

El gimnasio que llevaba el nombre del expresidente rojo “Severo Robledo”, desde este viernes pasa a llamarse “Antonio Manno” en reconocimiento al exentrenador que tuvo San Isidro sobre finales de la década del ´90.


Este viernes, previo al juego de Liga Argentina entre San Isidro y Colón de Santa Fe, se realizó un homenaje especial sobre la sede del rojo en calle Corrientes. Desde este primero de diciembre de 2023, el estadio pasa a llamarse “Antonio Manno”.

En el acto estuvieron presente su exesposa, hijo y ahijado, que descubrieron primero una placa y luego un cuadro especial en el sector centro del estadio. Antonio fue para San Isidro el iniciador de una era, el capitán de un barco que llevó a un club (en ese momento de barrio con algunas esporádicas presencias a nivel provincial) a competir a nivel nacional desde la temporada 1997/1998; el encargado de hacerles creer a todos de que eso era posible, de convencer que con “poco material” se podía hacer… y mucho.

Su nombre era reconocido en el básquet argentino, antes de su desembarco en la ciudad había logrado consagrarse campeón de la Liga Nacional con Gepu de San Luis. “Fue uno de los mejores entrenadores que tuve en mi carrera”, aseguró muchas veces Héctor Campana, quien lo tuvo como DT en ese equipo campeón.

Manno había nacido en Córdoba el 24 de marzo de 1936 y comenzó su campaña como director técnico en el ámbito de la Asociación Cordobesa de Básquetbol y falleció a los 74 años, víctima de una afección cardíaca, un 9 de abril de 2010.

Su estilo: el VEDIME

Las bases del VEDIME postulan la manera de generar velocidad en la cancha, la esencia del sistema, junto con la defensa. “El VEDIME es una síntesis de lo que es defensa y contragolpes”, resumió Manno en una nota brindada en Charata, dónde vivió los últimos tres años antes de fallecer. Recordó que “está pensado para categorías como la Liga B, con equipos que no tienen americanos y que no juegan para el pivot ni con la estatura”.

La primera orden es defender y correr, porque “si no hay velocidad no se puede sorprender. Es muy importante el factor sorpresa para compensar la falta de estatura. Que los jugadores vengan de las divisiones inferiores de cada club es clave”, remarcó. Y al respecto ponderó la importancia de darle continuidad a las competencias de las categorías formativas.

Don Manno falleció a los 74 años de edad.

Prelazzi lo resume con un ejemplo claro de la actualidad: “Para referirme a Antonio podría citar un ejemplo: En los últimos años algunos equipos de la NBA, en función de análisis de métricas y datos llegaron a la conclusión de que era más productivo tomar más tiros de tres puntos y volcadas que de 3 o 4 metros. Esto cambió el estilo de juego de franquicias puntuales, pero también de toda la NBA. En la temporada 2017/18 se lanzaron más tiros de 3 puntos que en toda la década del 80.  El viejo Manno, era eso, pero hace 30 años atrás”.

“Como él siempre decía, el verdadero compañerismo no está en la simple camaradería, sino en ser solidario, comprometido y respetuoso de las normas del equipo y del juego cada entrenamiento y en cada partido”, cuenta Germán Fassetta.

Su carnet de entrenador de San Isidro en la temporada del ascenso.

“Siempre haciéndote entender que el equipo está sobre todo antes que lo individual, por supuesto que te decía las cosas buenas también si defendías bien y corrías bien la cancha eras el jugador indicado. Fue y será un adelantado claramente del básquet, hoy si yo fuese entrenador implementaría muchas cosas de él en los jugadores juveniles, a mí me marcó. Una de las tantas cosas que me dijo, si defendés vas a llegar muy lejos y cuando te vayas de mi lado te vas a aburrir de los otros entrenamientos. En fin, todo lo que soy hoy como jugador es gracias a él”, hizo referencia Sciutto.

“No tengo más que palabras de agradecimiento y reconocimiento para ´ el viejo Manno ´; de tan solo recordarlo me están dando ganas de entrenar”, enfatizó Blengini.

Su personalidad

De carácter fuerte, al menos dentro del ámbito profesional como entrenador. Exigente es la palabra que redunda en la opinión de sus dirigidos.

“Era una persona difícil de llevar en el día a día, muy exigente y con un manejo de las relaciones individuales y sociales que ocasiones complicadas de entender para el común de las personas”, cuenta Prelazzi.

Entrenando a San Isidro en sus primeros años en el club.

“Un tipo difícil por su carácter en los entrenamientos, pero un ser humano espectacular”, dice Bustos.

“En mi caso personal, el agradecimiento es aún mayor, porque además de darme la oportunidad de acercarme al profesionalismo, me dio la posibilidad compartir enriquecedoras charlas sobre aquellas cosas que también lo apasionaban, como la historia, la política, la economía, el periodismo y la vida misma. Nos formó y nos hizo evolucionar como jugadores, pero fundamentalmente como personas, poniendo siempre los valores del equipo por sobre los individuales”, destaca Fassetta. 


“Jugábamos los viernes, si ganábamos volvíamos los lunes y sino domingo a la tarde que eran durísimos, las charlas del primer entrenamiento eran tremendas, tengo todo registrado en mi cabeza, si metías muchos puntos te ponía los pies sobre la tierra rápidamente nunca te dejaba relajar”, aclara Sciutto.

“Participé en aquel grupo que ganó el ascenso e incluso tuve el honor de ser el capitán. A pesar de eso cuando fue la hora del TNA me dijo que no contaría conmigo. En su momento me dolió, claro…pero incluso ese hecho, hoy lo veo como una muestra más de su honestidad y de su fidelidad a la idea del básquet que él tenía. Tampoco puedo olvidar que cuando me tocó ir a jugar a Europa fue él quien me ayudó a preparar los videos, me aconsejó cómo moverme por allí, cómo relacionarme en un ambiente que casi nadie conocía. Incluso ante las dudas que me surgían estuvo ahí para animarme y darme confianza”, cuenta Blengini.

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