El vóley de San Isidro acaba de escribir una de las páginas más gloriosas en la historia del club y del deporte de San Francisco. Lo que logró la categoría Sub16 no es solamente un título, ni una medalla, ni una buena campaña: es una gesta épica, un antes y un después para la ciudad.
Habían demostrado su grandeza en casa, dominando primero los torneos asociativos como las mejores. Después conquistaron la provincia, levantando una corona que ya anticipaba algo más grande. Y cuando el desafío se trasladó a Chapadmalal, lo afrontaron con la madurez de las que creen en sí mismas: San Isidro fue el mejor equipo de Argentina, superando en la final a Atlético Sastre y quedándose con la Copa Argentina. Allí empezaron a romper verdaderamente las fronteras: de lo local a lo provincial, de lo provincial a lo nacional.
Esa consagración las clasificó al primer Sudamericano Sub16 de la historia de la categoría, un escenario completamente nuevo y gigantesco, en el mismo lugar donde días antes habían tocado la gloria. Pero esta vez no solo representaban al club ni a la ciudad: ahora defendían una bandera celeste y blanca, llevando el nombre de San Isidro y de San Francisco a toda Sudamérica.
Y la actuación fue digna de un equipo que no conoce límites. En la fase de grupos barrieron con todos: Centro Boliviano Americano (Bolivia), Bolívar (Bolivia), Allavena (Uruguay), Wanka Callao (Perú), Universidad Concepción (Chile) y Volley Academy (Brasil). Seis partidos, seis triunfos. Invictas. Imparables.
En semifinales derrotaron a Once Unidos, confirmando que la Copa Argentina no había sido casualidad. En la final, la épica volvió a decir presente: cayeron en un durísimo tie break ante Universidad San Martín de Porres de Perú, dejando todo hasta la última pelota y subiendo al podio con las banderas de San Isidro y de Argentina en lo más alto.
La Sub16 de San Isidro es el segundo mejor equipo de Sudamérica. Un logro gigantesco a nivel club, posiblemente el más importante del deporte de San Francisco en todo el año.
Rompieron fronteras. Rompieron límites.
