El vóley de San Isidro atraviesa un momento brillante. Lo que hoy se observa en los resultados nacionales no es una coincidencia, sino la consecuencia directa de un proceso planificado, sostenido y apasionado que posiciona al club entre los referentes del país.
La reciente actuación de la Sub 18, que se consagró subcampeona nacional, fue una nueva muestra del nivel que ha alcanzado el programa formativo del club. Detrás de esa medalla hay años de trabajo metódico, entrenamientos exigentes, planificación integral y una estructura sólida que sostiene el crecimiento de más de 220 jugadoras desde el minivóley hasta la Primera División.
En este 2025, las cuatro categorías competitivas (Sub 12, Sub 14, Sub 16 y Sub 18) lograron la clasificación a la Copa Argentina de Chapadmalal, consolidando un dominio provincial que ahora también se refleja a nivel nacional. No es un logro aislado: es el reflejo de un sistema deportivo ordenado, con objetivos claros y un estilo de trabajo que combina la excelencia deportiva con la formación humana.

Un modelo que trasciende resultados
El proyecto de vóley de San Isidro se apoya en pilares bien definidos: una línea de trabajo específica por divisiones, una preparación física adaptada a cada etapa de desarrollo, y un staff de entrenadores comprometidos no solo con el rendimiento, sino también con los valores y el crecimiento personal de cada jugadora. Esa coherencia metodológica le ha permitido al club construir una identidad fuerte, visible tanto en las bases como en los equipos de elite.
Además, San Isidro ha demostrado un alto nivel organizativo. La reciente Liga Nacional Femenina, desarrollada en el Superdomo, fue una muestra de profesionalismo y capacidad logística que reafirma el prestigio institucional. Cada evento, cada competencia, cada logro, forma parte de un mismo mensaje: el club no improvisa, construye.

Presente y futuro con proyección nacional
La importancia del recorrido de la Sub 18 fue tal que el propio Mauro Silvestre, entrenador del equipo de Liga, decidió acompañar personalmente al plantel, apoyando a Diego Petrelli, quien en pocas semanas será su asistente en la máxima categoría del vóley argentino.
Silvestre observó de cerca el crecimiento de un grupo que ya empieza a nutrir el proyecto profesional que debutará en la Liga Argentina 2026, un hito histórico para la institución.
Mientras tanto, la Sub 16 también es protagonista. Con jugadoras que integran procesos de Selección Argentina y otras que emergen desde las categorías menores, el futuro inmediato promete continuidad y competitividad.

Una identidad que se consolida
San Isidro no detiene su expansión deportiva. Su estructura formativa, su capacidad organizativa y su convicción institucional lo han convertido en un ejemplo de desarrollo integral.
El ascenso a la Liga Argentina, la masividad en su semillero y los logros nacionales son hoy las señales visibles de una causa profunda: un club que cree en el trabajo, la planificación y el esfuerzo compartido.
El vóley de San Isidro está viviendo su mejor momento, pero más importante aún, está construyendo un futuro sustentable. Y eso, en el deporte, es mucho más que una buena noticia: es el resultado de hacer las cosas bien.

