Fue profeta en su tierra, comandó desde adentro de la cancha el desafío de San Isidro y lo coronó con el ascenso, siendo campeona y además elegida como la mejor jugadora del torneo.
Valentina González tenía dudas, allá por el mes agosto-septiembre de 2024 cuando fue contactada por la dirigencia de San Isidro. Volver o no volver a jugar, acomodar el trabajo a las exigencias de un “proceso de Liga”, comandar un grupo que no estaba definido.
Algunos de los tantos interrogantes que sin duda la sanfrancisqueña se habrá hecho. Ella arrancó en octubre a entrenar, a volver al ruedo de a poco. Su amiga y compañera de tantas batallas Jose Jappert, el apego con Vicky Michel Tosi y el respeto y admiración que tiene por el entrenador Mauro Silvestre fueron sucesos que se encadenaron post “acepto” de Vale con el Club San Isidro.
La noticia que San Francisco iba a ser la sede fue otra gran alegría para ella; “jugar con toda mi familia y amigas será algo único” había manifestado. Se fue transformando en la líder del equipo, en la pretemporada y en cada uno de los amistosos que jugaron.

La presión se fue agrandando: Superdomo, armado de equipo del cual todos hablaban en el “mundo vóley”, el rival a vencer para los 13 restantes equipos de la Liga Nacional y la ilusión de la institución roja por conquistar el título de Campeón.
Con todos esos condimentos en juego, Vale González sacó chapa de guerrera. Disfrutando los partidos de fase de grupos, luchando en cuartos de final y siendo la primera en creer que se podía dar vuelta un partido con Bell sumamente complicado.

Valentina logró lo que pocos pueden lograr: ser profeta en su tierra; generar desde su juego y su carisma una “revolución del vóley” en San Francisco. Festejó el ascenso, pero rápidamente manifestó que aún tenían trabajo por terminar.
Al día siguiente…. San Isidro campeón 2025… y ella, elegida como la mejor jugadora de toda la Liga Nacional.
