Automovilismo

El sanfrancisqueño que inauguró las 500 Millas Argentinas en 1926

A bordo de un Hudson, con la pintura del 1 bien grande en la toma de aire del radiador, César Ignacio Scarafía fue el hombre que le dio el primer rugido de motores a las reconocidas “500 Millas Argentinas”, competencia que puso a la ciudad santafesina de Rafaela en los primeros planos automovilísticos en el país.


Sanfrancisqueño y dueño de una capacidad deportiva que lo llevó a destacarse no solo frente a un volante, sino también en golf, polo, tenis y bochas. En 1926, doce años antes de fundar la reconocida empresa El Norte Compañía de Seguros, con su pie derecho aceleró y de esa manera inauguró oficialmente las “500 Millas”.

“Es el número 1, un Hudson al mando de César Scarafía, el que parte raudamente en busca de la meta”, relatan las crónicas de aquellos años haciendo referencia al oriundo de nuestra ciudad que al año siguiente sería parte del Gran Premio Nacional con el mismo Hudson alistado por el reconocido Domingo Bucci

Sacarafía en plena curva, año 1926

La posibilidad de las 500 Millas Argentinas cobró fuerza y su realización fue abordada por la Comisión Directiva del Club Atlético Rafaela. El 3 de marzo de 1926 se dispuso definitivamente encarar la atrevida idea y el 27 de marzo en el libro de actas de la institución deportiva se deja asentado que: “estando todo dispuesto favorablemente se correrán las primeras 500 Millas Argentinas”.

El 6 de junio de 1926 a las 7 de la mañana 29 autos hacían tronar el piso de tierra. Más de 40 mil personas esperaban la largada. La carrera se disputaría en un circuito de caminos vecinales, ubicado a 2.000 metros al Oeste de la hoy Ruta 34, en la prolongación del Bulevar Roca, Un dibujo de aproximadamente 37 Km que debía ser recorrido en 21 oportunidades y así encontrar una equivalencia gaucha de las 500 Millas Gringas en Indianápolis.

Se pusieron en marcha los cronómetros desde un vagón de tren que a un costado constituía un lugar preferencial para las autoridades de la competencia entre ellos los fiscalizadores enviados desde Buenos Aires por el ACA (Automóvil Club Argentino). Ruido de motores, gritos, aplausos, huellas, tierra por el aire, se largaron las 500 millas, la gran historia empezaba a escribirse.

El primero en tomar la recta, formando una nube de tierra, fue el propio Scarafía que debió superar diferentes inconvenientes a lo largo de la competencia. Pero a las 2 horas de carrera se desató un temporal para que fuera más dramática en la lluvia y el barro. El reloj marcaba 2 horas, 15 minutos y 1 segundo de carrera cuando se confirmó la suspensión.

El sanfrancisqueño fue el primer piloto que largó, inaugurando asó oficialmente la competencia.

Pasarían semanas para que se retome la prueba deportiva, se produce una fuerte ruptura de relaciones entre Atlético y el Automóvil Club Argentino. La confusión ganó a muchos y las desprolijidades propias de la inexperiencia hicieron que se cometieran muchos errores al reanudar la prueba después de muchos intentos y postergaciones.

Recién el 29 de agosto de 1926 se reanudan las 500 Millas Argentinas. Fue ese entonces el momento donde Raúl Riganti, piloto que llegó desde Buenos Aires y se convirtió en el memorable ganador del primer gran carrerón de la República Argentina.

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