Nació en nuestra ciudad y desde muy joven partió para seguir su sueño de triunfar en el fútbol. Su máxima expresión la encontró en Ecuador, donde militó en varios conjuntos.
El delantero accedió a una charla con DSP donde contó toda su historia futbolística. Además la actualidad que lo encuentra como empresario gastronómico en dos países distintos. También su gran amistad con Carlos Villagrán, popularmente conocido como “Kiko” del Chavo del 8.
Cristian Bottero nació el 31 de enero de 1977 en nuestra ciudad. A los cuatro años se inició en el Baby Fútbol en el Club Deportivo Don Orione. “Empecé jugando en la categoría ’75 siendo ’77. Hice todo el Baby en Don Orione hasta el año 1990 que jugué el Nacional para mí categoría”.
Bottero contó que jugó tres campeonatos nacionales y que logró ser goleador de los torneos locales en las cuatro categorías puntuables de Baby Fútbol. “Jugué con las categorías 1975 con Raúl Pomba de técnico, en la ’76 con Ítalo Menegón y la ’77 con José Mare. Logré ser el goleador en Cebollita, Tercera, Segunda y Primera. Jorge Oliva me había dado un presente en reconocimiento como goleador en todas las categorías”.
Tras finalizar el Baby Fútbol pasó a jugar un año en las divisiones inferiores de Sociedad Sportiva Devoto que tenía como técnico a Daniel Bressan.
Las inferiores en Newell’s y la llegada al profesionalismo
Hacia fines del año 1991 el reconocido busca talentos Jorge Griffa realizó una prueba de jugadores en la ciudad de Morteros. “Me invitaron a ir y ahí vio Griffa. Habló con mi papá para llevarme a Newell’s para que a principio del año 1992 me haga presente para iniciar la pretemporada en Rosario”.
Estuvo durante cuatro años y medio en la pensión del club rosarino formando parte de las juveniles “leprosas”. “En 1996 mi novia, actualmente mi señora, quedó embarazada y yo tuve que decidir si quedarme a esperar que me hagan contrato o salir a buscar un nuevo club”.
Finalmente tomó la decisión de irse a jugar Juventud Antoniana de Salta, donde hizo su debut como jugador profesional. “Debuté contra Atlético Rafaela en el Nacional B, ya que Juventud venía de ganar el Argentino A”.
Pero no todo salió como Bottero quería y a comienzos del 1997 regresó a San Francisco por falta de pago del club salteño. “Estuve dos meses en Sportivo Belgrano, vine lesionado y no me pude recuperar. Jugué sólo dos partidos de la Liga Cordobesa en ese equipo que después termina siendo campeón absoluto”.
Su salto al exterior
La estadía en la “verde” fue corta ya que en marzo de ese mismo año le salió la posibilidad de emigrar al fútbol mexicano. “A través de Claudio Vivas me salió la posibilidad de irme a San Luis de Potosí en la segunda de México. Jugué dos años ahí y me fue muy bien”.
En San Luis disputó 36 partidos en total y marcó 17 goles. En el medio estuvo seis meses en el club Aguascalientes donde marcó 8 tantos en 22 encuentros.
Ecuador, su gloria eterna
En el año 1999 llega al Club Macará de Ambasto en Ecuador. “Fui con la ilusión de jugármela en un club de Primera División, estaba con muchas ganas. Cuando llegué al Macará era candidato al descenso ya que era la cenicienta del torneo. Llegué con el torneo empezado e hicimos un gran campeonato”.
En su primer campeonato con el Macará, Cristian Bottero fue el goleador del campeonato ecuatoriano con 25 goles en 32 partidos. “Ese año fui compañero de Mario e Iván Juárez en Macará”.
En el 2001 se incorporó al Club Delfín de Malta, también de Ecuador. Estuvo hasta finales del 2002, jugando 39 partidos y marcando 19 goles. “En mí época era un equipo de mucho dinero pero futbolísticamente pobre ya que estaba en el plano y cada quince días tenía que jugar en las sierras. Acá tuve la suerte de tener de compañero a Ariel Giaccone, con el que hice una linda amistad”.
Su raid por el fútbol ecuatoriano lo depositó en el Deportivo Cuenca en el año 2003 dnde marcó 12 goles en 35 partidos. En 2004 llegó al Emelec donde estuvo seis meses y consiguió dos tantos en 17 encuentros.
Volvió a Macará donde estuvo hasta el año 2008. En el medio probó suerte en Bélgica e Israel. Pero el destino lo volvió a traer hacia el club donde es ídolo. Hasta finales del 2007 Bottero terminó disputando en total en Macará 142 partidos y marcó 80 goles, siendo el goleador histórico de la institución
Su último club fue Universidad Católica de Quito donde sufre una lesión en el oído que lo hizo perder el equilibrio. “Tuve muchos problemas neurológicos por lo que decidí dar un paso al costado en el fútbol pese a que después me pude recuperar”.
En total en su carrera futbolística disputó 291 partidos oficiales y marcó 138 goles. Hizo más de 100 en el fútbol ecuatoriano. En el 2003 le dieron la nacionalidad ecuatoriana por mérito deportivo.
El retiro del fútbol y su empresa gastronómica
En el 2009 decidió retirarse del fútbol y decidió emprender en el rubro gastronómico junto a su señora esposa. “Pusimos dos restaurantes en Ecuador y tuve que elegir entre seguir estos negocios o volver al fútbol. Decidí retirarme, es algo de lo que no me arrepiento porque pude hacer mi vida fuera del fútbol”.
En la actualidad Cristian Bottero vive en la ciudad de Miami en Estados Unidos. Luego de emprender en Ecuador a donde le quedó un restaurant en Quito, le salió la oportunidad de otro emprendimiento de catering y organización de eventos en el país del norte.
“Era un sueño que teníamos con mi señora, ya que a ella siempre le gustó cocinar y sus padres trabajaban en el rubro gastronómico. Así que esa siempre fue nuestra idea”, expresó el ex futbolista.
Actualmente tienen un restaurante en Quito y desde el 2017 el proyecto de catering y eventos en Miami junto al jugador de fútbol Hernán Barcos, también argentino.
Su relación con Kiko
Cristian Bottero además de haber cumplido su sueño de ser futbolista y poder emprender en el rubro gastronómico con su señora también pudo lograr conocer y entablar una gran relación con uno de sus ídolos de la infancia. Nada más y nada menos que Carlos Villagrán, más conocido como Kiko.
El actor que saltó a la fama por su personaje en la tira mexicana “El Chavo del 8” conoció al sanfrancisqueño en su restaurant y hasta el día de hoy mantienen una relación de amistad entre las familias.
“Un día llegó a nuestro local en Quito cuando él había ido con su circo. Todos sabíamos quién era y yo aproveché que había jugado al fútbol en México para entablar una conversación y ahí surgió. Él iba siempre al comedor con su mujer cuando iba a Ecuador porque le había encantado”.
Además agregó que “fue creciendo la amistad año tras año y hoy en día nos hablamos siempre ya que ellos también están en Estados Unidos, aunque en Houston. Son esas relaciones de la vida que uno no sabe porque sucedieron y ahora me enorgullece tenerlo como amigo porque es un ícono de nuestra infancia y es una persona espectacular”.