Se preparaba para su primer combate por el título mundial, cinturón que ganaría dos meses después de su presencia en San Francisco. Aquí enfrentó a Hilario Ramón Suárez, al quién venció por puntos luego de 10 rounds.
No llegó a ser de la talla de Atilio Caraune o de Juan Domingo “Martillo” Roldán, pero si se dio un gran gusto, pelear con Nicolino Locche en nuestra ciudad.
Hilario Ramón Suárez nació el 3 de noviembre de 1942 en San Francisco, como aficionado llegó a ser campeón Provincial en la categoría Liviano, campeón invicto del torneo realizado en conmemoración del 40° aniversario del Córdoba Sport Club, de la ciudad de Córdoba, y campeón del certamen de los barrios ciudad de San Francisco, en la categoría Pluma.
Surgió de una humilde familia, a los 15 años comenzó con el boxeo, junto a su hermano mayor Mateo, en un improvisado gimnasio en las instalaciones del Club Mitre, ubicado en inmediaciones del Ferrocarril Belgrano, en la intersección de las calles 1° de Mayo y López y Planes.
“Los campeonatos barriales se organizaban por ese entonces en la cancha de básquet de las instalaciones de la vieja sede del Club Sportivo Belgrano, situada por aquel tiempo en calle Pueyrredón”, había contado en el libro escrito por Carlos Cornaglia sobre “Martillo” Roldán -Destino y Honor-.
Suárez, apodado “La Mona”, escribió una de las páginas tal vez más recordadas del pugilismo local al momento en que enfrentó el 16 de agosto de 1968, nada menos que a Nicolino Locche el púgil mendocino campeón mundial de la categoría welter junior.
Justamente la pelea se dio en el marco de preparación de Nicolino para lo que sería, poco menos de dos meses después, su primer título mundial conseguido en Tokio (Japón) ante Paul Fuji. Dicha pelea con Locche, que se llevó adelante en un estadio levantado en un local sobre Avenida Urquiza, cerca del Cotolengo Don Orione, en el lugar donde durante muchos años después desarrolló sus actividades comerciales la firma Comercio del Este SRL o la empresa de transporte Villa María.
“Me acuerdo que era invierno, hacía mucho frío y estaba lleno de gente. Nicolino Locche tenía una forma muy particular de pelear, era como si se burlara porque ponía el mentón libre y cuando sacaba una mano inmediatamente esquivaba el golpe y contragolpeaba directamente en las costillas. Jamás yo había visto algo así. Yo salí a ganar, pero no pude con un tipo que se burlaba de los rivales y los destruía lentamente, de todos modos, le pegué por todos lados menos en la cara. Aguanté, hice un combate digno, pero me tocó pelear con el mejor de todos los tiempos en ese peso, con alguien que hizo historia. Obviamente las tarjetas lo favorecieron a él, y además yo no podía dar la gran sorpresa, no obstante, fui un espectador de lujo en esa pelea”, rememoró.
Suárez es considerado uno de los referentes del boxeo local durante la década de los 50’s y 60’s, recordado por su temible pegada. Cumplió una destacada actuación como amateur, habiendo disputado 63 peleas con 53 triunfos, 6 empates y 4 derrotas. Como profesional, acumuló 45 combates, con 30 victorias, 10 empates y 5 derrotas.
“Yo era un tipo muy técnico, de aquellos que ahora llaman un estilista, pero acá siempre llamaron la atención los pegadores y el único que fue un demoledor fue Juan Roldán, el que marcó un antes y un después en el boxeo por estos lados. Yo había dejado hacía bastante tiempo hasta que apareció Roldán y tuve la suerte de ver casi todas sus peleas e incluso en el tiempo en que funcionaba el Ferrazi Boxing Club le di una mano a Guillermo Gordillo, ayudando hasta que decidí abrirme porque en mi caso tenía que trabajar de albañil, llegaba tarde y siempre muy cansado”.