Así había titulado la Revista El Gráfico en sus páginas centrales de 1986, es que el sanfrancisqueño venía de ser el primer argentino en la historia en sumar puntos para el Campeonato Mundial de Motocross que se había corrido en Salta el año anterior.
Dentro del escalafón de los deportistas que han dejado una huella profunda en el ambiente sanfrancisqueño, sin dudas que Luis “Lucho” Pérez ocupa un casillero de suma importancia; sobre mediados de la década del ´80 pegó el gran salto para ser reconocido a nivel país y también sudamericano.
Nació el 6 de enero de 1962 en estas tierras, y si bien no venía de una familia “tuerca”, su acercamiento al motocross fue por accidente, literalmente: “Empecé a los 14 años en el motocross, fue por accidente. Andaba en la calle, me chocó un auto, la moto fue a un taller mecánico y desde ahí surgió la idea. Antes no me gustaba, no tenía la menor idea porque nadie era tuerca en la familia”, comentaba Luis en DSP.
Es el principal referente en la historia de esta disciplina en la ciudad; si bien luego han pasado corredores, en diferentes categorías, Pérez abrió un camino que llegó hasta el nivel internacional.
“Arranqué con una Zanella, la famosa 180cc en Pilar, provincia de Santa Fe. Corrí un año a escondida de mis padres, mi papá me descubrió una foto, me dijo que estaba loco, pero después me apoyó y eso fue fundamental para lograr cosas. Me golpeé muchísimo, no tenía a nadie que me enseñe y yo quería ganar, tenía mucha pasión; por eso después le sirvió a mi hijo que le puede enseñar cosas”.
En 1985 llegó el Mundial a Argentina por primera vez; la linda ciudad de Salta fue el epicentro para un evento que marcó a fuego a los más de 35 mil espectadores, que no les importó el frío de agosto, ni mucho menos la lluvia que se había presentado por aquellos tiempos.
La pista, un barro infernar, en 125cc 2T eran dos tandas de 40 minutos más dos vueltas, todo un desafío para los pilotos argentinos que se tendrían que probar con los estadounidenses y europeos de la elite. Luis Pérez, en esa fecha, se transformó en el primer argentino en sumar puntos en un mundial.
“Fue la primera vez que venía el campeonato del mundo en Argentina, fue en Salta. Antes se habían hecho tres premundiales para probar el circuito, ahí anduvimos muy bien y cuando llegó el momento de la cita mundialista terminamos en el puesto 13 dentro de 40 máquinas, y de esas los primeros 15 eran rankeados, por eso terminé como el mejor argentino, el mejor latinoamericano, eso me marcó mucho, porque era el mejor de argentina del momento, corrimos dos series de 40 minutos más dos vueltas, fue agotador pero ese puesto me marcó”, recuerda “Lucho”.
La reconocida revista El Gráfico le dio las dos páginas centrales en 1986, con el título “El ángel volador” y una foto en pleno salto: “Después de 1985 me llevan a vivir a Rosario para correr con un equipo de allá, estuve un año radicado, corrí a nivel nacional saliendo subcampeón argentino, siempre en los nacionales y estando entre los mejores del país”.
Su trayectoria continuó por diferentes campeonatos, fue el mejor de la Provincia en 2008 y sobre los primeros años de la década pasada disfrutó de carreras de verano para “despuntar el vicio”.
Su legado lo tomó Pablo, su hijo mayor, que siguió por los mismos pasos hasta no hace mucho tiempo que decidió abandonar la práctica para pasar al terreno de entrenador.
