Como entrenador marcó un antes y un después en Sportivo Belgrano. Actualmente en la coordinación de Belgrano de Córdoba; pero en esta nota se destacan dos cosas, los goles que convirtió en etapa como jugador profesional.
Que difícil que es no ponerle sanfrancisqueño, cuando la ciudad lo adoptó como tal. Daniel Primo nació en Porteña hace 50 años, pero en edad de Baby Fútbol (jugó en Belgrano los dos últimos años) ya estaba por estas tierras repartiendo juego en el mediocampo.
Su cabellera rubia flameando aumentaba aún más su estilo cuando abría el pie para dar claridad en el “Boero”, o donde le tocara jugar. Cuando tenía 20 años se fue a Belgrano, el “pirata” que aún hoy lo sigue acobijando; allí fue jugador, entrenador y actualmente Coordinador General de Divisiones Formativas.
“Dejé el fútbol muy temprano por mis lesiones en la rodilla”, le había comentado años atrás a DIARIOSPORTS cuando repasaba la historia de su carrera deportiva. Pero mientras esas “malditas rodillas” lo dejaron, llegó a jugar 116 partidos como profesional, 100 en Belgrano, 1 en San Lorenzo y 15 en Argentinos Juniors.
“Fueron pocos goles, pero por la posición que jugaba estaba bien. Hice dos, uno en un Talleres – Belgrano que ganamos 3 a 0 y el otro se lo marqué a Estudiantes de La Plata en el Estadio Córdoba”.
Pero, la duda estaba si en Sportivo, club en el cual debutó a los 16 años jugando Liga Cordobesa con Raúl Navarro como entrenador, había convertido… “Sí, hice alguno, pero no había filmación” afirmó entre risas.
El gol en el Clásico
El domingo 27 de octubre de 1991 Talleres y Belgrano llevaban 12 años sin jugar. Talleres venía invicto y peleando el liderazgo del campeonato. Belgrano, con mucho esfuerzo y tesón, buscaba hacer pie en la máxima categoría del fútbol argentino. Era la novena fecha del Torneo Apertura de AFA. El partido, presenciado por 45.000 personas, finalizó 3 a 0. Daniel Primo convirtió el segundo, antes había abierto el marcador el “Tano” Spallina y la cuenta la cerró Roberto Monserrat.
“Fue un partido muy especial. Esa semana concentramos en Vaquerías para sacarnos la presión de la barra brava. Y lo jugamos como se juegan los clásicos: por la camiseta, pero con personalidad y concentración. Yo era volante de contención y era rarísimo que pisé el área, pero tuve un momento de vehemencia propio de la juventud: rompí líneas y terminé empujando al gol el centro de Blas Romero, que hizo toda la jugada. Carlos Biasutto se la jugó. Me puso en el lugar del capitán del equipo que ascendió, que era Lucio Daniel Alonso. Yo tenía 19 años y venía de jugar la Liga Cordobesa para Sportivo. Fue el técnico que impulsó mi carrera y siempre estaré agradecido”.
El segundo y último, a Estudiantes de La Plata
También fue con la camiseta de Belgrano, pero este en el Torneo Apertura de 1993. Lo convirtió en el Estadio Córdoba (actualmente Mario Alberto Kempes) en el empate del “pirata” con Estudiantes de La Plata 3 a 3 el 19 de diciembre.
Su retiro
Dejó el fútbol, como jugador, en 1998 cuando tenía 28 años. Ahí nomás empezó a trabajar en la escuelita de Sportivo Belgrano, en la que estaba el “Mingo” Barrera, posteriormente se fue a El Tala.
“No quería dejar el fútbol, porque todavía tenía ganas de involucrarme y ahí fue donde descubrí la pasión del entrenador. Comencé a dirigir en 1999 a Zenón Pereyra en la Primera A de la Liga Rafaelina, después dirigí El Tala, Sportivo Belgrano en el Argentino B con 34 años”.