Terminaron siendo muy amigos, Juan lo iba a visitar en la cárcel en sus últimos años. En 1981 “martillo” ganó el título argentino de los medianos en nuestra ciudad, Monzón apoyaba a Jacinto Fernández y los que estuvieron esa noche dicen que llegó a apostar más de siete mil dólares.
El múltiple campeón del mundo, y uno de los mejores boxeadores del planeta de todos los tiempos, llegó a nuestra ciudad en marzo de 1981 para presenciar la definición del Título Argentino de los medianos que Juan Domingo “Martillo” Roldán y Jacinto Fernández dirimieran en un estadio especialmente armado para esa noche.
Fue el 13 de marzo de 1981, en el combate pactado a 12 rounds en el improvisado estadio polideportivo “José Pilar Godoy”, levantado en los galpones del Molino Tampieri, en la esquina de Boulevard 25 de Mayo y Garibaldi de nuestra ciudad.
“La comisión de Bomberos Voluntarios no quería ceder sus instalaciones por cuestiones de seguridad y era necesario encontrar otro lugar. Adaptar el galpón Tampieri, limpiarlo y despojarlo de bolsas de cereales y pesados camiones de ruedas macizas, costó semanas de arduo trabajo a bomberos y soldados de la Fábrica Militar, que se habían sumado a la tarea por una feliz gestión de don Juan Baggio Ferrazzi”, contó la biografía autorizada de Martillo Roldán, René Barralle, uno de los promotores y amigos del púgil oriundo de Freyre.
“Noche dramática e inolvidable” había titulado la Revista El Gráfico. El fortísimo aguacero le dio aún más emoción. Luego de trámites cambiantes, Roldán termina mejor con sus golpes que el público presente festeja enardecidamente. La recaudación oficial de esa noche había sido de 134.955.000 pesos de aquella época.
En el costado de Fernández, además del entrenador Amílcar Brusa, estaba el multiple campeón mundial Carlos Monzón, que antes del combate había sido vanagloriado subiendo al centro del ring.
René Barrale, dijo: “Esa noche se jugó mucha plata de afuera, en el ring side. Los principales apostadores santafesinos fueron el mismo Carlos Monzón y el que llamaban “Chiquito”, dueño del restaurante ´La Vuelta al Pirata´. Los sanfrancisqueños que coparon la parada fueron mi hermano ´rulo´, Juancito ´Chitino´ Rébola y Don Ítalo Alemani que se llenaron los bolsillos. No puedo precisar la cifra que perdió Monzón, pero estoy seguro que fue una suma considerable, capaz de avinagrarle la noche a cualquiera. Algunos comentarios que en voz baja corrieron daban cuenta que Carlos Monzón había perdido más de siete mil dólares apostando a favor de Fernández”, recuerda.
El jurado, en fallo unánime, dictó el siguiente veredicto: la tarjeta de Pedro Fernández, 119 puntos para el ganador, contra 118; la de Néstor Rolando, 119 a 115; y la de Carlos Villegas, 119 a 117, y Juan Domingo “Martillo” Roldán es proclamado ganador.
Esa victoria, además del título argentino, le significó a Roldán un salto de consideración, ingresando en el mundo de “tito” Lectoure y le abre las puertas de Estados Unidos, la meca del boxeo mundial.
La relación de Roldán con Monzón
Entrenaban junto en Santa Fe, bajo las órdenes de Amílcar Brusa. “En el gimnasio de Amílcar Brusa tuve la posibilidad de hacer guantes con grandes pugilistas, incluso una vez hasta con el propio Carlos Monzón”, contó Juan Domingo.
En uno de sus combates consagratorios, frente a Frank “The Animal” Fletcher el 10 de noviembre de 1983, Monzón estuvo allí: “El apoyo de Carlos Monzón me ayudó mucho en la preparación y en la concentración los días previos. Hasta se jugó unos dólares a mi chance”, recordaba.
Antes de la brillante pelea con “Maravilla” Hagler, el propio Monzón confirmó aquella apuesta: “Como no va a tener chances Roldán después de la ´biaba´ que le dio al negro… ese que le decían Animal y que al final lo tuvieron que internar. Yo esa noche me jugué mil dólares a manos de Roldán, así que no hace falta que diga que le tengo confianza”.
Roldán iba a visitarlo cuando Monzón estaba en la cárcel. “El día que me enteré que Carlos había fallecido me sentí muy mal y no lo podía creer. No quise ir ni al velatorio, ni al entierro. Había estado con él dos meses antes. Ese día, el 8 de enero de 1995 escuché por radio lo del accidente en Los Cerrillos. Después de ver por televisión imágenes de la tragedia y ver su cuerpo tendido en el barro sentí mucha pena por él. Yo había ido a visitarlo en la Unidad Penitenciaria N°2 de Las Flores, provincia de Santa Fe, Recuerdo que ingresé a las diez de la mañana y me fui a las 17. Tengo muy grabado ese momento, él se puso muy contento de verme. Cuando lo saludé, no sé porque, sabía que era una de las últimas veces que lo volvería a ver”.