Todos coinciden en que tuvo el título del mundo en sus manos, pero no retrocedió ganándole su desesperación por liquidar a Tommy “La Cobra” Hearns en el Hilton de Las Vegas. La increíble historia de “Martillo” Roldán en su época de oro.
Es oriundo de Freyre, pero San Francisco lo adoptó, en nuestra ciudad peleó en 17 oportunidades como profesional. Fue uno de los deportistas más importantes de la década de los ´80 en nuestro país. El boxeo reunió por aquellos años a nombres que han marcado a fuego la época dorada del deporte y contra ellos, “Martillo” tuvo que luchar por el centro mundial de los Medianos.
Juan Domingo Roldán tuvo tres oportunidades mundialistas de conseguir el cinturón, pero nunca se le dio. Su nombre deslumbraba a todos en el país, las principales celebridades de aquellos momentos viajaban a Estados Unidos para verlo en acción, pero él siempre mantuvo un perfil bajo, con la humildad que en el presente lo sigue caracterizando.
“En ese tiempo, en mis presentaciones en los Estados Unidos, pude conocer mucha gente, estrellas del espectáculo que se acercaban a mí a saludarme. No quiero pecar de vanidoso, pero entre otros vinieron a desearme suerte antes de mis peleas Arnold Schwarzenegger, Sylverter Stallone, Sofía Loren, Lynda Carter (La Mujer Maravilla), y muchísimos personajes más”, cuenta “Martillo” en la biografía autorizada escrita por Carlos Alberto Cornaglia llamada “Destino y Honor”.
“Sinceramente no me desvivía mucho esa cuestión de las personalidades o lugares significativos. Yo nunca vi en mi vida tanto derroche como en Las Vegas, excesos de todo tipo. Había comida y bebida en exageración y todo eso siempre me produjo un rechazo”.
El 29 de octubre de 1987 tuvo su segunda oportunidad de pelear por el título del mundo en el Hotel Hilton frente a Tommy “La Cobra” Hearns. El combate había sido pactado a doce rounds y llevaba el reconocimiento del Consejo Mundial de Boxeo, por el título de la categoría Mediano, para llenar la vacante dejada por “Sugar” Ray Leonard. La bolsa de Hearns era de un millón de dólares y la de Roldán de 500 mil de la misma moneda.
Para ese combate tenían un lugar reservado celebridades. En el estadio móvil con capacidad para más de diez mil personas, el Hilton montó un palco en el ring side para Frank Sinatra, Eddie Murphy, Carlos Monzón, Mike Tyson, Geroge Foreman, entre otros. También estuvieron esa noche “pepe” Parada, Gerardo Sofovich. De San Francisco viajó el médico personal de “Martillo”, José María Gioino y algunos amigos como René Barrale y su representante Luis Abba.
La relevancia que tomaba la pelea era de magnitud, hasta el propio promotor mundial “Bob” Arum se había animado a anunciar horas previas al combate: “Si -martillo- gana, peleará casi seguramente con -sugar- Ray Leonard, esto aún no lo sabe nadie, podría ser para el próximo mes de abril, por una bolsa de tres millones”.
Roldán llegaba en su mejor momento, pleno desde lo físico y confiado en el trabajo a realizar arriba del ring: “No le temo a Hearns. Fuera del ring lo respeto mucho, pero dentro del cuadrilátero lo voy a matar. Pero debo tener cuidado con su altura, su alcance de brazos”, declaró en la conferencia de prensa que se había brindado en julio en Nueva York en la presentación oficial de la pelea. Hearns no se quedó atrás, cortó los aplausos de los presentes y tiró: “Los sueños de Roldán se terminarán el 29 de octubre. No voy a dejar que me toque”.
Una de las curiosidades, es que once días antes de la pelea estelar, Hearns cumple 30 años y “Martillo”, haciendo un paréntesis en su rutina de entrenamientos, le entrega un presente. Es un poncho salteño que ha enviado desde Salta don Andrés Mozota, empresario de boxeo.
La pelea: el momento de la verdad
Roldán fue interrumpido por “tito” Lectoure, quién al oído le dispara: “Andando gringo, la hora de la verdad ha llegado, ¡yo sé que estás preparado para hacerlo!”. La delegación Argentina ocupa el lado izquierdo del ring. Chuck Hull es el presentador. Primero es el turno del retador y se entonan las estrofas del Himno Nacional Argentino, que “Palito” Ortega canta con emoción.
Con un peso de 72,234Kg, “Martillo” escucha el “gong” y sale embistiendo dispuesto a voltear o caer, peligrosa por cierto y que luego se conocería que no era la táctica acordada con su equipo.
Hearns aprovechando su ventaja del largo de sus brazos logra impactar una fuerte derecha que hace caer a Roldán a la lona cerca del final del primer round. Los segundos siguientes lo vieron caer nuevamente, parecía un empujón. “Martillo” se levantó y con paso lento se dirigió a su rincón fastidioso luego de escuchar la campana. En el descanso, Lectoure le tira de la oreja y del pelo para hacerlo reaccionar. “Es necesario cambiar de actitud, hay que enfriar la pelea”, Roldán asienta con la cabeza, pero no lo escucha.
En el segundo Hearns retrocede, esperando el momento para rematar otra vez. La oportunidad se le presentó y tras conectar con una izquierda derriba a “Martillo”. El tercero, fue el round que pudo haber cambiado la historia, Roldán impresiona al recuperarse de las caídas conectando sus mejores golpes haciendo vibrar el Outdoor Stadium del Hilton de Las Vegas. Hearns “grogui” es favorecido por el árbitro Miss Lane, quien se interpone, mientras Roldán en su afán de definir no da el paso atrás para rematarlo.
“Martillo” logra, en el inicio del cuarto capítulo, impactar una izquierda que estremece a “La Cobra”. El público se emociona, asombrado. Roldán se expone frontalmente, queriéndose inmolar. Al zafar, desesperado por definir, recibe dos derechas, una recta y otra cruzada que lo tumban sobre la lona por toda la cuenta.
“Pensé que se caía, pero faltó un golpe más. Hearns es un boxeador muy bueno y no hay reclamo, pero estuve muy cerca”, dijo Roldán entre abatido y resignado.
En su habitación, se da cita un reducido núcleo de amigos. Allí están Barrale, Abbá, Gioino, Robledo y Lóvera mirándose sin emitir palabras.
Hearns expresó: “Nunca nadie me pegó como Roldán, el apodo de martillo es perfecto, porque no pega, martilla, destruye. Me pegó tres bravas a punto de hacerme perder en el tercer round”.
Cinco días después regreso a su Freyre natal para confirmar su retiro del boxeo, el jueves 5 de noviembre de 1987 los medios nacionales hicieron eco de su declaración, pero que tiempo después cambiaría de opinión.
El 4 de noviembre de 1988 volvió a pelear por el título del mundo, su tercera oportunidad, cayendo con Michael Nunn por KO en el octavo. Esa fue su última presentación.
Algunos datos de la carrera de Martillo
Como aficionado peleó en 90 oportunidades ganando 82 (53KO), empató 4 y perdió 4.
Como profesional, ostenta un récord de 75 combates, ganando 67 y de ellos 45 por la vía rápida. Perdió 5, empató 2 y 1 sin decisión.
En San Francisco invicto
Su primera pelea profesional fue en nuestra ciudad, el 8 de diciembre de 1978 derrotando a Jorge Servin por KO en el primer round. Luego lo siguieron otros 16 combates en esta tierra, la última el 1° de agosto de 1986 derrotando a Darryl Penn por nockout en el tercer asalto.