Los años fueron convirtiéndolo a Sportivo en uno de los más importantes protagonistas de los certámenes de Primera División de la Liga Cordobesa. Llegará así 1968, cuando tras ganar el “Selección”, debe jugar frente a Belgrano (ganador del Clasificatorio en forma invicta) para definir el título de Campeón Oficial.
El equipo cordobés llegaba al encuentro con 30 partidos sin conocer la derrota. Se disputaron 3 partidos, el primero en San Francisco, empatando sin goles, con el arbitraje de Ernesto López un domingo 15 de diciembre. Este juego dejó como saldo dos lesionados, el arquero Juan Leiva (en su lugar ingresó Braulio Gregorio) y a los 10 minutos del complemento se retiró lesionado Orlando Mendoza.
En el segundo partido llevado a cabo en Alberdi, también empataron sin goles. El árbitro del encuentro fue el señor Martín Eliseo Flores secundado por Rafael Gonzáles y por Humberto Gómez. Por el partido empatado, los jugadores de Sportivo recibieron un premio de 35.000 pesos de aquella época.
En el match definitorio fue el 29 de diciembre, disputado en cancha de Talleres, el conjunto de San Francisco dio cuenta de Belgrano por 3 a 2, luego de ir abajo en el marcador por 2 a 0. Fue toda una hazaña, a no dudarlo, ganarle en Córdoba al Belgrano de Marotta, Bracamonte, Cuellar, Altamirano y tantas otras figuras no era asunto sencillo. Y menos, luego de ir dos goles abajo en el marcador.
Sportivo se trajo un nuevo título bajo el brazo con: Gregorio; Simeone y Arabia; Garde, Florindo y Pérez; Bastida, Rodríguez, Baldessari, Cortéz y Cattáneo.
También integraban el plantel Leiva, Mendoza, Miguel, Duarte, Oviedo, Guzmán, Gudiño, Tucci, Ferreyra, Bonacossa, Bono, Bianco, Góngora, Páez, Sargentoni, Pomba, Rampa y Cardone. DT: Ayala PF: Rossi.
Dos goles de José Cortéz y uno de Pérez desataron la euforia sin límites en los miles de sanfrancisqueños que se llegaron hasta la capital cordobesa.
El tercer gol de Sportivo, el que le dio el título, fue obra de José Cortéz mediante un contragolpe donde Florindo entregó a Baldessari que se había corrido a la punta derecha y avanzó rápidamente por ese flanco, ganando en velocidad a Garay y sirvió un preciso centro que fue conectado en forma impecable por el santiagueño con un cabezazo que venció por completo a Marotta, yendo la pelota a sacudir las redes por tercera vez, tanto que en definitiva sería el que reportaría a “la verde” el título de campeones de 1968.
“Fue una jornada de júbilo que difícilmente pueda ser igualada en nuestro fútbol”, marcaron las crónicas de aquellos años.

